Crítica Excítame: el crimen de Leopold y Loeb
Un par de pijos homosexuales que se dedican a joder a los vecinos por que están influenciados por las teorías de Nietzche y acaban matando a un niño para satisfacer su ego, ah. y todo esto cantando. Esto es lo que puedes pensar si lees la sinopsis de Excítame (Stephen Dolginoff. Versión española de Pedro Villora, Alejandro de los Santos) Si además como a mi Sweeney Todd (Stephen Sondheim, 1979)1 te pareció un coñazo y el género musical nunca te ha hecho tilín, pues entonces pensarás que puedes hacer algo mejor con tu dinero y no ir a ver este musical. Pues bien, estás muy equivocado, mucho: tienes que ir a ver este thriller musical.
Es un hecho que el género musical está de moda. Los que estamos en los taintantos apenas conocíamos Los Miserables y poco más; además, hemos visitado más salas de cine para ver este tipo de espectáculo que salas de teatro, os suena Grease, ¿no?. Éramos unos niños cuando El hombre de la Mancha empezó a hacer su aparición en la Gran Vía y desde entonces hemos ido creciendo viendo como cines de la Gran Vía se convertían en salas de teatro dedicados en exclusiva al género musical, haciendo de nuestra calle un mini-Brodway.
Pero no sólo en la Gran Vía hay musicales, otras salas de teatro han apostado por este género y en sus escenarios han dado cabida a obras como Cabaret, o la actual Priscilla: reina del desierto. Este es el caso del Teatro Nuevo Alcalá, que aprovechando que tienen en cartel Priscilla han querido contraponer al glamour y al color de la primera el toque negro y oscuro de Excítame.
Negro por la trama. El musical cuenta la historia de un asesinato brutal que se cometió en Estados Unidos en el año 1924. Dos jóvenes de la alta sociedad de Chicago deciden secuestrar y matar a un adolescente. Imbuidos por las teorías nietzcheanas del superhombre, se consideran como parte de una elite que está por encima del bien y del mal. Todos sabemos que el filósofo alemán da para muchas lecturas y, sin lugar a dudas, Nathan Leopold y Richard Loeb, los criminales, hicieron la suya. La prensa de la época, tan sensacionalista como la actual, fue dando una cobertura pormenorizada del asesinato para llegar a denominarlo como el crimen del siglo; todos sabemos que los titulares son enterrados unos tras otros. En la memoria colectiva y la cultura popular este crimen dio lugar a una serie de películas: La Soga (Alfred Hitchcok, 1948), Impulso Criminal (Richard Fleister, 1959) y Swoon (Tom Kalin, 1992). Excítame en su puesta en escena homenajea bastante bien a estas películas.
Oscuro por la puesta en escena. El teatro nos tiene acostumbrados a unas puestas en escena minimalistas, donde prima la interpretación sobre los decorados y el atrezzo y en algunos casos estos hasta son inexistentes. En este musical los elementos de atrezzo son los justos pero tremendamente simbólicos: unas gafas, una máquina de escribir y una soga son más definitorios que mil decorados. Tiene una cuidada iluminación que consigue marcar muy bien los tiempos y espacios narrativos. Llegué a pensar que estaba viendo una película y sabía que no lo era, que había un incendio, que estaba preso, es sin lugar a dudas un elemento más del lenguaje teatral. Todos estos detalles consiguen situar al espectador sin muchos artificios, y hace que lo sencillo tenga la suficiente definición que no requiera un master en lenguaje teatral. Me gusta que el director de escena pruebe nuestra madurez, pero no que me tomen por estúpido si no la entiendo, cosa que el teatro nos tiene acostumbrados o a mí por lo menos me lo parece.
Los actores tremendos. Por un lado Alejandro de los Santos, que además es el productor de la obra, y con bastantes tablas en esto de los musicales pues ha participado en El Rey León y Hair, está sublime. Pero la felicitación es doble por arriesgarse a producir este musical pues considero que es una jugada difícil; estamos acostumbrados a la alegría y al color en este tipo de obras. David Tortosa en el tándem pues igual de bueno. Buen papel de niño rico, dandy y cabrón y cerebro de todo. Le ves dejándose la piel y el sudor en el escenario. No me voy a olvidar del pianista Aitor Arozamena, el tándem no es de dos, es de tres. No es uno más, es la música, es otro protagonista, estamos hablando de un musical, es el que marca los ritmos, los tiempos, las voces, el hacedor de todo. Me remitía a la sencillez de la escenografía en el párrafo anterior, pero también el éxito está en que es un piano y no toda una orquesta el que puede hacer un musical.
Cambien el cine por un teatro y denle una oportunidad a este musical, creemos que no le va a defraudar.
Donde: Nuevo Teatro Alcalá (Madrid)
Cuando: Del 14 mayo al 14 de junio 2015