Crítica Tron Legacy
Los 80 fueron un excelente caldo de cultivo cinematográfico, surgieron películas que inmediatemente calaron hondo en nuestras retinas, y aquellas que en su día fueron denostadas también recibieron con honores tardíos su lugar en el cine de culto. Concretamente la primera mitad de los 80 fue un momento de especial concentración de títulos para la historia, acordaros de E.T, del rey midas Spielberg que acaparó la atención del momento. La cinta del extraterrestre amigo ocultó otros títulos clásicos como La cosa, la maravillosa Blade Runner y una extraña película llamada Tron, dirigida por Steven Lisberger y producida por Disney. Tron contaba una historia en la que un programador era “devorado” por una computadora, para poder escapara era obligado a combatir en los minijuegos que había ideado la propia máquina.
El film, que se adelantaba a la moda de los videojuegos, fue poco a poco siendo considerada como la primera en adelantarse a la moda de los juegos virtuales y finalmente se convirtió en un clásico. Hasta tal punto que casi tres décadas después Disney ha decidido producir su secuela con el título Tron Legacy, y para deleite de los fans su estreno ha venido acompañado de una campaña de merchandising brutal (tazas, mochilas, relojes, libretas, replicas de figuras y motos, etc..) e incluso una fiesta por todo lo alto en las atracciones Disney.
El argumento del film nos lleva de viaje al pasado, cuando el programador Kevin Flynn desaparece misteriosamente tras contar una historia a su hijo Sam. Ya en el presente, Sam, el heredero natural del imperio Flynn, rechaza liderar la empresa que se ha convertido en una máquina de hacer dinero, vendiendo sus sistemas operativos a precio de oro con apenas cambios (¿estáis pensando en alguna empresa concreta?). Sam prefiere un sistema libre, gratuito y colaborativo, de hecho incluso llega a liberar el código de su propia empresa para darlo gratis (si le pilla nuestra Sinde…).
Sam tampoco ha conseguido olvidar a su padre, por ello cuando el antiguo socio de Kevin Flynn, recibe un misterioso mensaje no duda en investigar, con tan mala suerte que acaba dentro un mundo virtual creado por su padre y con tan buena suerte que su padre sigue todavía allí. El mundo virtual ahora está en manos de un programa llamado Clu, que lo gobierna como si fuera un estado totalitario (incluso la estética recuerda a los gobiernos totalitarios). Para escapar de allí Flynn Sr. y Jr. tendrán que aunar fuerzas a medida que ambos recuperan el tiempo perdido, para ello contarán con la inestimable ayuda de Quorra, una joven y ataractiva rebelde creada por Kevin Flynn.
El grupo artístico que lidera esta superproducción se concreta en el director Joseph Kosinski y los guionistas Edward Kitsis y Adam Horowitz, que la verdad sea dicha no han realizado la película que esperaban los fans, un guión simple y unos personajes planos no han convencido al público nada más que en la primera oleada de taquilla, tras el estreno el boca a boca ha parado la afluencia a las salas. En cuanto al casting nos encontramoso con Jeff Bridges (por partida doble porque veremos una versión digitalizada del joven Kevin Flynn), Garrett Hedlund, Olivia Wilde, Bruce Boxleitner, Beau Garrett, Michael Sheen y James Frain.
Para gustos los colores pero según nuestra opinión 30 años de espera merecían algo más.