Crítica The East

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the-east Brit Marling y Zal Batmanglij vuelven a juntarse para escribir el guión de “The East” tras el buen sabor de boca que dejó “Sound of my voice” su anterior colaboración y que en España se pudo ver en el pasado festival de Sitges. “The East” es una buena película pero que argumentalmente hablando es excesivamente deudora del anterior proyecto del tándem Marling-Batmanglij. En ambas películas nos encontramos ante dos grupos y un mismo conflicto: Una secta en “Sound of my voice” y un grupo anarquista que defiende el ecoterrorismo en “The East” en los cuales se infiltrarán bien unos periodistas para intentar descubrir que hay de cierto en el mensaje que transmite la secta, bien una joven investigadora salida del FBI con la idea de fichar a los miembros del grupo anarquista y descubrir cuales van a ser sus siguientes actos terroristas. Es claro el nexo común de las dos películas escritas por Marling y Batmanglij, en ambas una o varias personas se infiltrarán en grupos con los cuales, en principio, no comparten absolutamente nada, y en ambas historias dichos grupos están dirigidos por personas con un gran poder de seducción, capaces de compartir sus planteamientos con el resto de los miembros del grupo y conseguir que nosotros como espectadores nos planteemos hasta que punto sus seguidores comparten sus ideales o se han dejado llevar por personalidades tan arrolladoras. Desde este punto de vista, la historia que nos presentan es del todo decepcionante, no estamos mas que ante otra vuelta de tuerca de todos los conflictos presentados por Marling y Batmanglij en su anterior película, el conflicto que siente el protagonista ante los miembros de la secta o del grupo anarquista y sus sentimientos ante esa extraña mujer que dice que ha viajado en el tiempo o ante el líder del grupo ecoterrorista. Por momentos parece que estemos ante una extensión de “Sound of my voice”. “The East” producida por los hermanos Scott ha dado mas medios a la pareja para poder desarrollar todos aquellos temas que quedaron apuntados en su primera película juntos. Tan parecidas resultan ambas películas que tanto en “Sound of my voice” como en “The East” se explora el conflicto de pareja producido por la influencia de la secta o del grupo anarquista.

Dejando de lado estas más que llamativas coincidencias que hay entre ambas películas, no podemos olvidarnos de que el guión esta coescrito por Brit Marling, una de las actrices y guionistas jóvenes más prometedoras que hay actualmente y que nos ha dejado pequeñas maravillas como “Another Earth” y la ya mencionada “Sound of my voice”, por lo que nos vamos a encontrar ante una historia que, aunque tenga ciertas escenas no desarrolladas correctamente o personajes sobre los que nos gustaría que se profundizara más, posee una calidad muy por encima de la media. Si a eso sumamos un gran reparto donde destaca una magnifica Ellen Page, que consigue robar el casi exclusivo protagonismo de Brit Marling en esa escena que explora su conflicto paterno-filial y ante un gran Alexander Skarsgard, nos encontramos ante una gran película por la que merece pagar el precio de una entrada. Estamos ante una propuesta realmente interesante.

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Tema aparte son las críticas que ha recibido la película. En muchas de ellas se ha criticado el hecho de defender el medioambiente atacando a grandes multinacionales. Personalmente creo que no se ha profundizado correctamente en la película con esa crítica y por lo tanto nos hemos quedado en la superficie. No hemos de analizar si los hechos son justificables o no. Recordemos que sus ataques consisten en suministrar un medicamento a los directivos de una empresa farmacéutica y obligar a bañarse a los directivos de otra empresa en un lago contaminado, eso si con secuestro de por medio. Es difícil no pensar en que el medicamento suministrado provocó el suicidio de una persona y graves problemas de salud en al menos otra más. También es difícil no pensar en que el agua contaminada provocó la muerte de un niño de cinco años. Desde este punto de vista Marling y Batmanglij nos manipulan para que, independientemente de nuestra forma de pensar, podamos ver justificados los actos que llevan acabo los miembros del grupo. Pero lo que hay que analizar no son los hechos en si, si no las motivaciones que les hacen hacer lo que hacen: la excusa de defender la naturaleza para justificar una venganza personal contra aquellos que dañaron a los tuyos, la lucha contra la farmacéutica se basa en que dicho medicamento provocó el suicidio de la hermana de uno de los miembros del grupo y el ataque contra la siguiente multinacional deja ver que existe un conflicto paterno-filial que va mas allá de la defensa de la naturaleza. Al finalizar el visionado de “The East” tendríamos que dejar de lado si los actos cometidos por el grupo están justificados para defender el medioambiente, si no plantearnos si dichos actos no son más que una mera excusa para llevar a cabo una venganza personal. Este es el quid de la película y aquello que nos puede llevar a una ambigüedad moral que nos puede hacer replantearnos aquello que hemos visto. Creo que esta ambigüedad hace de “The East” una película todavía más estimulante, de la que se puede disfrutar durante todo su metraje en una sala de cine y una vez acabada la proyección delante de un café hablando sobre lo que acabamos de ver. Si una película independientemente de lo que cuente consigue que hablemos largo y tendido sobre ella es por algo y este “The East” tiene ese algo que la hace diferente a las demás.

Lo mejor: Ellen Page en el borde del río.
Lo peor: Sus mas que evidentes paralelismos con “Sound of my voice”

Título: The East
Año: 2013
Genero: Thriller
Duración: 116 min
Director: Zal Batmanglij
Guión: Zal Batmanglij y Brit Marling
Música: Halli Cauthery y Harry Gregson-Williams
Interpretes: Brit Marling, Alexander Skarsgard, Ellen Page, Toby Kebbell, Patricia Clarkson, Shiloh Fernandez, Hillary Baack, Aldis Hodge
Sinopsis: Una empresa privada de investigación infiltrará a una de sus agentes en un grupo anarquista que ha amenazado con llevar a cabo tres actos terroristas contra multinacionales que amenazan al medio ambiente con sus malas prácticas.