Crítica Stories We Tell
¿Estamos ante un documental que narra un hecho que puede traumatizar a una familia, contado desde los distintos puntos de vista de las personas que lo vivieron? ¿O estamos ante un intento de explorar los sentimientos mas profundos, aquellos que nos cuesta sacar a la luz para poder seguir adelante con nuestras vidas? ¿O simplemente estamos ante un ejercicio de egocentrismo?
Estas tres preguntas nos vienen a la cabeza durante el visionado de “Stories we tell” de la canadiense Sarah Polley, que tiene a sus espaldas una larga carrera como actriz (“El dulce porvenir”, “Mr. Nobody”, “Dawn of the dead”, “Splice”…) y una mas que prometedora carrera como directora (“Take this Waltz” o “Away from her”). Para su tercera incursión en el largometraje, Polley coge algo que conoce muy bien y lo muestra al público: su familia y la evolución de su situación dentro de ella a lo largo de los años. Esto nos puede llevar a penas en un supuesto caso de egocentrismo de la directora, intentando justificar el protagonismo de la misma como un supuesto ejercicio de análisis sobre como un mismo hecho, que pese a tener un núcleo central común se compone de diferentes versiones, siendo estas producidas bien por haberlas vivido directamente, bien por que, a pesar de haberlas vivido, nuestra memoria las ha modificado haciéndonos olvidar ciertas partes y resaltando otras, o bien porque los sentimientos hacia aquellas personas que compartieron con nosotros esa situación hacen que variemos el recuerdo del hecho en si. Por un momento en el documental, dos de los personajes principales se plantean si todo esto no es mas que un proceso de expiación para la directora, usar este documental como excusa para aceptar su nueva situación en la familia., dejando patente por parte de la directora que no sabe muy bien que tipo de material tiene entre manos.
Es cierto que “Stories we tell” no cuenta nada que no nos hayan contado antes, pero es sorprendente que la protagonista de la historia sea la propia directora. La idea de estar ante un posible ejercicio de egocentrismo no llega a germina en nuestra cabeza ya que la relación entre el padre y la madre de Polley esta representada con absoluta sinceridad, sin dejar ningún tema de lado, hecho que nos sorprende y nos cautiva, llevándonos a la presentación del conflicto de manera clara y concisa. Polley se sirve de su familia para mostrarnos un ejercicio de sinceridad pocas veces visto. Es imposible no tener en la cabeza durante todo el metraje lo duro que tuvo que ser todo el proceso de creación y rodaje de este documental para Polley, y hasta que punto se ha visto con fuerzas para narrarlo, haciendo que estemos concentrados en que piensa cada persona, como vivieron los hechos y sus reflexiones acerca de lo acertado o no de realizar este documental. Es imposible no sorprenderse con el padre biológico de Polley que, planteándose escribir sus memorias y por tanto abordar lo que cuenta el documental, se plantee lo innecesario del mismo, ya que solo el y la difunta madre de Polley saben lo que vivieron juntos y los demás solo podrán dar una versión alterada de la realidad, ya que su posicionamiento ante ella o el grado de amistad que tuvieron con cada implicado pueden alterar lo que recuerdan y como lo recuerdan. Se podría decir que al padre biológico de Polley le da miedo la frase que Fred Madison dice a un policía en “Carretera Perdida”, le gusta recordar las cosas a su manera, no necesariamente en el como en el que ocurrieron. Le da miedo como los demás puedan recordar de manera distinta algo para el que fue tan bonito o simplemente que no va a poder hacer negocio
Es también interesante el análisis que nos plantea uno de los personajes indicando que por mucho que se intente dar una visión objetiva de un hecho entrevistando a todos aquellos que estuvieron presentes, nunca se conseguirá dar esa visión ya que lo que acabamos viendo no deja de ser aquello que la directora ha escogido para mostrarnos y ella, como parte implicada en la historia no es objetiva. (Este planteamiento se puede hacer extensible a todos los documentales). Pero esta visión de como contamos las historias no se materializa de forma clara hasta el tercio final del documental. Para llegar a ello, Polley nos presenta la evolución de la relación entre sus padres: el, amante de la soledad, ella extrovertida, para acabar mostrándonos el conflicto en la familia Polley ¿Es esta, hija de su padre o no? Polley se sirve de unas muy cuidadas recreaciones de las situaciones, de unos personajes que se sinceran en pantalla de una manera que es posible que no se conseguiría si la directora no fuese su hija, su hermana, su amiga… “Stories we tell” es también un profundo análisis acerca de la familia y de como este ambiente familiar en el que hemos crecido puede marcar nuestro futuro familiar. Un gran documental
Lo Mejor: El padre de Polley y su monologo final.
Lo Peor: En ciertos momentos se nota que Polley no sabe muy bien que tipo de material tiene entre manos
Año: 2012
Genero: Documental – Drama
Duración: 108 min
Director: Sarah Polley
Guión: Sarah Polleu
Música: Jonathan Goldsmith
Interpretes: Michael Polley, Dianne Polley, Joanna Polley, Harry Gulkin, Mark Polley, Geoffrey Bowes
Sinopsis: Una familia, un secreto. Todos tienen su versión de la historia, aunque el núcleo de la misma sea común no todos lo recuerdan de la misma manera ni comparten la idea de hacer un documental.