Crítica Si yo fuera rico
El dinero no da la felicidad, pero ayuda.
He intentado buscar frases “nuevas” relacionadas con el dinero para no recaer en el tópico, en la frase de siempre, pero la verdad es que no hay frase mejor que ésta. Sobre todo la segunda parte, ¿o es que nuestro protagonista hubiera conseguido reconciliarse con su “madura y responsable” esposa si el dinero no hubiese llamado a su puerta?
En un mundo donde el amor romántico fuese ley, sí. En el mundo actual serias dudas me asaltan.
El argumento de la película esta repetido hasta la saciedad. Marido desastroso, con cuerpo de cuarentón y alma de quinceañero, pierde a su esposa, madura, seria y responsable, harta tras años de aguantar sus niñerías. Harta de que su marido madurase al revés, como se decía en otro film muy recomendable. (El Camino de Vuelta)
Ella buscando otra vida, buscando a alguien que le aporte aquello que su marido no podía darle…empieza a salir con la antítesis de su ex. Un empresario solvente, serio, atento y responsable.
En este intervalo de idas y venidas, la suerte sonríe al protagonista, que gana un buen premio en la lotería. Rico y nostálgico de lo perdido, da un cambio radical a su vida y su actitud con el fin de recuperar a su amor. Generoso, atento y más maduro (aunque el dinero ayudó a su cambio) demuestra a su mujer que sigue siendo el hombre del que se enamoró. Ella se va convenciendo (el dinero también ayuda) a la vez que se va dando cuenta que su actual pareja en realidad no es quien parecía ser. Lo que antes eran atenciones y generosidad se torna en avaricia y mentiras.
Confieso que la película me enganchó en parte por el tema comedia, en parte por Adrián Lastra. Es un actor del que me confieso fan desde que me trasladó a mi juventud en los ochenta…El musical de Mecano “Hoy No Me Puedo Levantar”. Todo esto sin desmerecer al resto del reparto.
Pero lo que le pasa al protagonista es lo que pasa siempre. Todos deseamos ser ricos, superricos, no tener que trabajar nunca más, mansiones, cochazos, viajes, ropa carísimas, fiestas infinitas…Pero ¿qué ocurre? Que todo eso sin una buena base de amor, salud y amistad donde asentar todas estas cosas, se hunde como un castillo de naipes, o de arena fina, como prefieran.
Y además, este desmoronamiento es mas acusado si la persona es un nuevo o nueva rico/a. La alta sociedad no está tan abierta al dinero como pensamos. Un nuevo rico generalmente, a pesar de tener mucho dinero, carece de la clase necesaria para entrar en ese reducido círculo de la alta sociedad, por lo que a menudo se ve solo en un mundo que no le acepta ni por todo el oro del mundo.
Si este nuevo estatus no se apoya en sus amistades de siempre y familia, se deshace como un castillo de naipes, o de arena fina, como prefieran.
Por eso es importante tener en cuenta la segunda parte de la frase de inicio: …pero ayuda.
El dinero es una ayuda para completar nuestra felicidad, no la base de ella. Nadie que carezca del amor, de la amistad o de la salud necesaria para poder compartir todo ese dinero va a ser ni siquiera mínimamente feliz.
Debemos mejorar nuestro mundo con todo ese dinero para ser felices. Si en lugar de mejorarlo, lo abandonamos y queremos ser alguien que no somos dentro de un mundo que no es el nuestro los millones se convertirán en desdicha.
Y después de todo esto, si quieres pasar un buen rato distraído ve la película.