Crítica Polytechnique
Tras estrenar la más que notable “Prisioneros” en los cines este sería un buen momento para recuperar las obras anteriores de Villenueve como la soberbia “Incendies”, la más que notable “Maesltröm” o esta impactante “Polytechnique”. Si algo tienen estas cuatro obras es el análisis que se hace de la reacción de las personas ante situaciones extremas y ante la violencia que se deriva de ellas. Ese padre que intentará recuperar a su hija por cualquier medio en “Prisioneros”, esa madre que pide a sus hijos que encuentren a su hermano perdido tras la guerra de Libia en “Incendies”, esa chica que ve como su mundo se desmorona tras un aborto y matar accidentalmente a una persona con el coche o el brutal odio de Lépine hacia el feminismo que le llevó a matar a 14 personas y herir a otras 28. Sería un error pensar que Villenueve se ha traicionado en su última película, que se ha vendido al cine comercial americano, pero el director canadiense ha sido capaz de tomar un guión de Aaron Guzikowski que nos evoca constantemente a “Zodiac”, y plasmar todas aquellas obsesiones que ya mostró en sus obras anteriores. Si en “Una historia verdadera” Lynch cogió a sus oscuros personajes y los sacó a la luz sin perder la esencia a pesar de resultar sorprendente en el tono, en “Prisioneros” Villenueve coge a sus personajes y los lleva a un entorno donde es mas fácil llegar al público pero sin traicionar su esencia: la dureza de sus imágenes y el conflicto moral que nos propone hace de esta película una cinta que no es de fácil visionado.
La adaptación de la obra “Incendies” de Wajdi Mouawad y su consiguiente nominación a los Oscars como mejor película extranjera supuso que el nombre de Villeneuve dejara de ser un desconocido para mucha gente. La durísima adaptación de la obra dejó a mas de uno pegado a la butaca, a pesar de ser en cierto modo deudor del cine de Atom Egoyan: Una estructura fragmentada y la imposibilidad de cerrar la historia hasta el final (esto puede sonar extraño pero quien haya visto las primeras obras de Egoyan lo entenderá perfectamente) dejó un excelente sabor de boca, haciendo de esta película una de esas cintas de obligada visión, una de esas cintas para recomendar a todo el mundo que quiera que el cine le ofrezca algo mas que acción y violencia sin sentido, un cine diferente que trata al espectador de manera inteligente. No debemos olvidar la impactante “Maelström”, soberbia muestra de cine que recuerda igual mucho, demasiado a “21 gramos” pero pasado por el filtro de Jean-Claude Lauzón, con una gran interpretación de Marie-Josée Croze, y donde Villeneuve dejaba patentes todas sus obsesiones de manera notable.
Seis años después del “Elephant” de Gus Van Sant, Villeneuve recreó la matanza que Marc Lépine llevo a cabo en la Escuela politécnica de Montreal. Villeneuve no tenia fácil alejarse de la obra de Gus Van Sant ya que por desgracia los hechos que cuentan ambas películas son similares: la matanza llevada a cabo de una o varias personas en un instituto o en la universidad. Además ambas cintas poseen ciertos paralelismos a la hora de narrar la historia y la forma de mover la cámara. Sin llegar a la maestría que mostró Van Sant al situar la cámara en ciertas escenas de “Elephant”, Villeneve juega con las escenas y la cámara para mostrarnos de manera breve pero clara los diversos puntos de vista, un pequeño detalle, una cámara situada en dos lugares distintos en la misma escena que nos remite claramente a la película de Gus Van Sant.
El director canadiense aborda la recreación de los hechos con el máximo respeto pero mostrándose tremendamente crítico tanto con la violencia física como con la violencia psicológica. Este hecho supone un posicionamiento por parte del director (que no el posicionamiento de la cámara), no solo ante los hechos si no también ante la sociedad que nos rodea. La violencia sobre las mujeres puede ser física como la que Lépine llevó a cabo el 6 de Diciembre del 1989, pero también psicológica como muestra el director usando para ello una entrevista de trabajo en la que la protagonista es discriminada a la hora de poder acceder al puesto: no queremos personas que vayan a dejar este trabajo para sacar adelante a una familia. La exploración de la violencia que hace Villeneuve en su película y del trauma que presentan las personas que se vieron involucradas en la matanza (algunas de ellas sigue sufriendo de estrés postraumático y otras se suicidaron) demuestra que el director no se ha querido quedar en una simple presentación de los hechos, no ha querido humanizar al asesino, Villeneuve ha pretendido recrear los hecho de la manera mas respetuosa posible y hacernos pensar acerca de todo tipo de violencia (Por si teníamos alguna duda sobre sus intenciones, el test de embarazo muestra todos los miedos provocados por Lépine y por la sociedad machista en la que vivimos)
Usando a tres personajes principales (el asesino y dos de sus victimas) y sin realizar un trabajo previo para presentárnoslos en profundidad, el director consigue que empaticemos completamente con las victimas y no solo por su carácter de victimas en un hecho tan brutal e inexplicable, si no también porque Villeneuve consigue sacar el máximo provecho del minimalismo del que hace gala. El director se muestra claro y directo, no se anda con rodeos, no necesita llenar metraje para mostrarnos a las personas como victimas, el hecho en si y su reacción ante el consiguen ponernos el corazón en un puño y emocionarnos ante sus consecuencias. Usando como base una carta que el asesino escribe a su madre, el director muestra las motivaciones de este para cometer la matanza, el posicionamiento de la cámara es objetivo, no juzga, somos nosotros los espectadores tratados de forma adulta los que nos posicionamos, no existe un juego de manipulación de los sentimientos, simplemente el asesino es el asesino y las victimas son las victimas… Estamos ante una de esas películas que hay que ver, totalmente recomendable.
Lo mejor: El buen hacer de Villenueve durante toda la película.
Lo peor: Lo que muestra es realmente aterrador.
Año: 2009
Género: Drama
Duración: 77 min
Director: Denis Villeneuve
Guión: Jacques Davidts, Eric Leca y Denis Villeneuve
Música: Benoit Charest
Interpretes: Maxim Gaudette, Sébastien Huberdeau, Evelyne Brochu, Karine Vanasse, Pierre-Yves Cardinal, Johanne-Marie Tremblay, Natalie Hamel-Roy
Sinopsis: El 6 de diciembre de 1989, Marc Lépine motivado por su odio hacia el feminismo mató en la escuela politécnica de Montreal a 14 mujeres. La película intenta recrear el ataque y las secuelas que Lépine causó en algunas de sus victimas.