Crítica Pequeña Miss Sunshine
Gran película, una oda al “fracaso y a los fracasados”, o por lo menos a lo que la sociedad actual considera fracasados. Gente cuyos sueños y ambiciones no coinciden exactamente con lo comúnmente aceptado como éxito en la vida. Una oda a aquella gente que tiene ilusiones por las que luchan contra viento y marea, a pesar de las burlas y mofas de aquella gente “importante”, para los que tan sólo son pobre gente sin ambición, fracasados que no siguen sus normas ni su estilo de vida y que por ello son dignos de lástima y marginación.
Magnífica interpretación de todos y cada uno de integrantes del reparto. Cada uno interpretando y sacando adelante su papel de una manera más que meritoria.
Una familia que lucha para conseguirse un hueco en la clase media, ni siquiera aspira a ser clase media-alta. A ojos de una sociedad estadounidense cuya ansia de triunfo social y laboral es insaciable, donde los iconos mediáticos y espejo donde se miran todas sus gentes son afamados artistas o socialites, gente que gana millones de dólares y que tienen éxito laboral.
Relegados en el penúltimo escalafón social y casi humano quedan las numerosas familias de clase media baja que debido a no haber tocado fondo del todo se creen con posibilidades de mejorar y ascender en la escala, sin caer en la cuenta que la puerta entornada entre el semisótano y el salón está más que cerrada. Su sueño de subir, de ser alguien en la vida no les deja ver que ya lo son, que una persona no es lo que la sociedad dice de ella, si no lo que su corazón le cuenta. Es lo que le ilumina el rostro con solo pensar en ello. Es aquello que le hace feliz, que le llena por completo. Eso es lo que nos cuenta esta gran película. No busques aquello que ya tienes donde no lo puedes encontrar.