Crítica No habrá paz para los malvados, de Enrique Urbizu

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No_habra_paz_para_los_malvados La gran triunfadora del cine español el año 2011 fue esta producción de género policiaco, que se hizo con seis Goyas en las categorías de Mejor Película, Director, Actor Protagonista, Guión Original, Montaje y Sonido. Todos los premios grandes para un thriller de manual que huye de las escenas más movidas y se regodea en dos investigaciones policiales que transcurren en paralelo alrededor del asesinato múltiple que se produce en un prostíbulo a las afueras de Madrid.

Por un lado el inspector de policía Santos Trinidad, al que da vida un desaliñado y convincente José Coronado, se ve involucrado en dicho asesinato. Mientras la jueza Chacón (Helena Miquel) y el policía asignado al caso, el detective Leiva (Juanjo Artero), inician una investigación sobre el mismo, Santos deberá adelantárseles en todo momento si no quiere verse implicado. Pero pronto los vericuetos de las historia van a retorcerse de tal manera que lo que parece un simple caso de ajuste de cuentas por tráfico de drogas vaya derivando en algo mucho más peligroso, para los implicados y para los civiles que se crucen en su camino.

Ya nos hemos acostumbrado de aquí a un tiempo, sobre todo tras la ley que obligaba a las cadenas privadas a participar en la producción de películas españolas, a reconocer caras que saltan con mucha facilidad de la televisión a la gran pantalla. Nuestro protagonista, Coronado, ya ha jugado su papel en algunas series y en cine nunca le han faltado papeles, si bien no era muy querido por el gran público. Sus actuaciones pocas veces habían llamado la atención, pero tuvo el golpe de suerte que todo actor anda buscando en su vida: toparse con un director de talento. Y a partir de entonces Coronado se ha colocado entre lo mejorcito de los actores veteranos de nuestro país, a raíz de su primer encuentro con Enrique Urbizu, un artesano especializado en un cine de género que ronda el thriller y el policiaco y que saca lo mejor de su actor fetiche. Aparte de Coronado y la actriz que da vida a la jueza, tenemos a Juanjo Artero, Rodolfo Sancho y algún que otro intérprete visto en El barco.

La mayoría de espectadores se quedarán con ese personaje que es Santos Trinidad, culmen del anti heroísmo y de aquellos tipos que siempre se mueven al límite. No sabemos mucho de él ni falta que nos hace, dado el mal carácter que gasta; y es todo un caramelo para un actor como Coronado. Pero no hay que dejar pasar el trabajado guión del propio director, asistido por Gaztambide y su realización maestra para narrar una trama que resulta bastante complicada pero que en pantalla queda sencilla y bien explicada, dejando de lado las escenas inicial y final. ¡Qué buen director de acción sería Urbizu!

Como suele ser habitual en un artista que no trabaja muy a menudo, no las tuvo todas consigo en esta producción, de la que se vio obligado a recortar, algo que no se nota en el producto final.

No habrá paz para los malvados conquistó más a la crítica que al público y ahí puede estar una de las claves de la película. Se trata de una de esas historias que no te lo dan todo mascado, que deja huecos aquí y allí que hay que rellenar. Es decir, que el espectador tiene que poner de su parte. No está rodada de forma plana, sino apostando por un estilismo concreto, por una tristeza y oscuridad manifiesta en todos los planos y por un personaje al borde del abismo con el que no puede ser fácil empatizar. Es puro cine de género en un mercado español que está despertando poco a poco y que es cuando apuesta por este tipo de cine cuando conquista los premios y la taquilla –sobre todo esta última-.