Crítica Mi novia es un Zombie (Dellamorte Dellamore, 1994)
Resulta complicado imaginar de una persona que no posea una animadversión personal hacia este director, pueda profanar un título original tan bello como “Dellamorte Dellamore” por el ridículo y sonrojante “Mi novia es un zombie” con la que se estrenó en España, esta apreciable película de Michele Soavi. Aunque pertenece al “gore italiano” que a finales de los 80 y los 90 enarbolaron Lucio Fulci entre otros, a diferencia de aquellos, Soavi destacó por ser un autor mucho más imaginativo, donde las vísceras y el splatter eran desmonopolizadas en pos de un guión mas cuidado (todo lo cuidado que puede dar de sí este género del terror ya bastante limitado de por sí).
Con un jovencísimo, y por aquel entonces desconocido, Ruppert Everett (Francesco Dellamorte) que interpreta a un vigilante de un cementerio en una población al norte de Italia, cuya vida es tan asocial como anodina, le permite construirse un pequeño mundo imaginario donde escapar del tedio. Debido a una epidemia que asola el cementerio, los muertos vuelven al mundo de los vivos y nuestro protagonista tiene la ardua tarea de devolverlos a su “estado original”. Todo quedaría en una sencilla rutina cinegética hasta que en un funeral queda fascinado de la bellísima mujer del fallecido (la impresionante Anna Falchi). La epidemia no hace excepciones, y después de revivir al marido, contagia a su esposa tras morderla, desencadenando entonces un enorme problema para su enamorado agente del orden funerario. A partir de aquí la película, aparte de su aumento en intensidad sanguinolenta , adquiere cada vez tintes más desconcertantes en el cual Francesco no es capaz de distinguir el mundo de los vivos y de los muertos y acaba preso de su propio mundo onírico.
Realmente aunque la película no tenga una excepcional calidad, como ya he dicho sí que dentro del género gore es una de las más considerables. Incluso diría que tiene más guión que el vergonzantemente sobrevalorado Steve McQueen y su infame Shame.
Autor: Carlos Gómez