Crítica La Habitación

habitacion

Todos los años surge alguna película, a priori pequeña en comparación con las cintas que producen las mayors, que se gana la simpatía del público y el respeto de la crítica, lo que se ve reflejado en unos buenos datos de taquilla y en toda una serie de premios y nominaciones que sirven para aumentar el prestigio de la película (A día de hoy ‘Room’ se ha alzado con 89 premios entre ellos el de mejor actriz en los Oscars. La tercera ley de Newton aquella que dice eso de: ‘Cuando un cuerpo ejerce una fuerza sobre otro, éste ejerce sobre el primero una fuerza igual y de sentido opuesto’ también se puede aplicar al mundo del cine. Si una película se gana las simpatías de crítica y público parece que se produce un fenómeno igual y en sentido opuesto, donde sus detractores se lanzan a destriparla de una manera a veces excesivamente visceral y por momentos poco objetiva. El paso de ser algo minoritario a convertirse en un producto de masas suele ser algo traumático). Este año ese honor ha recaído en la última cinta dirigida por el irlandés Lenny Abrahmson: ‘Room’, cuyas anteriores obras, ‘What Richard did’, ‘Frank’ y ‘Garaje’ a pesar de las buenas críticas recibidas fueron estrenadas en España de una manera un tanto limitada.

Brie Larson protagonista de la notable ‘Las vidas de Grace’ (‘Short Term 12’) da vida a una joven que fue secuestrada hace siete años, tiempo durante el cual su captor ha abusado constantemente de ella. Fruto de estas violaciones la chica da a luz a un niño de nombre Jack cuya vida se limita a la habitación donde el viejo Nick (Nombre que dan a su secuestrador) tiene encerrados a ambos. El chico, cuya existencia se limita a su madre, lo que esta le enseña y lo que ve por televisión, es incapaz de distinguir lo que es real de lo que no y su única relación con el mundo exterior es gracias a una claraboya, la única ventana que tiene la habitación en la que se encuentran.

‘Room’ posee dos partes claramente diferenciadas que el espectador sigue con desigual interés. La primera de ellas narra el cautiverio de la madre y su hijo y su intento por escapar. Abrahmson se muestra, como no podía ser menos, claustrofóbico y monótono. (La monotonía del encierro que sufren los protagonistas es retratada de manera excepcional por el director, plasmándola con gran acierto aún sabiendo el riesgo de su propuesta, ya que la forma elegida por este puede acabar cansando al espectador haciendo que este pueda caer en el tedio o perder el interés acerca de lo que le están contando). El director irlandés no solo intenta transmitir el agobio que sufre la madre al encontrarse en un espacio tan reducido con su hijo, algo que impide un correcto desarrollo de este ya que no sabe que existe un mundo mas allá de esa habitación y por tanto no sabe como relacionarse con el sino también la situación de ‘ignorancia’ en la que vive el crío. Es en esta primera parte donde apreciamos dos ideas importantes de la historia que Abrahmson tiene entre manos: La primera de ellas hace referencia a la manera en la que este trata el morbo de la película. El director sabe de la dureza de la historia y huye de mostrar lo más escabroso de la misma ya que solo conseguiría que el espectador estableciera una relación distinta con la película. Ni Emma Donoghue en su faceta de guionista ni Lenny Abrahmson como director quieren recrearse en ciertas escenas y con notable inteligencia sitúan al espectador en la posición de Jack para que desde el armario seamos capaces de saber que esta pasando.

El otro punto que se observa es que tanto la guionista como el director saben perfectamente a donde quieren llevar su historia y como hacerlo aunque eso suponga jugar de una manera digamos que poco limpia con esta y con los sentimientos del espectador (Ciertas ideas desarrolladas por ambos, como la que hace referencia al pelo del chico, nos llevan a pensar por momentos que estamos ante una cinta prefabricada, preparada para que el espectador llore). No exigimos que un crío que ha estado toda su vida encerrado en una habitación donde solo se ha relacionado con su madre y donde su único contacto con el exterior ha sido gracias a la televisión o a algunos libros, tenga un desarrollo como el de Víctor, el protagonista de ‘El pequeño salvaje’ (‘L’enfant sauvage’) de Francois Trufaut, pero llama poderosamente la atención que un niño que no sabe si los dibujos son reales o no, que no entiende porque hay hojas marrones o que tiene miedo de bajar unas escaleras porque nunca ha visto ninguna, tenga una forma de expresarse tan adulta. (Si existe alguna duda sobre esto, basta pensar, por ejemplo, en la escena final de la película.) No solo esta idea resulta poco limpia, el espectador podrá encontrar varios ejemplos más a lo largo de la película. Uno de los más claros surge cuando Jack sale por primera vez de la habitación y donde este se queda ensimismado mirando el azul del cielo. La escena, no carente de belleza, es del todo ilógica ya que el chico que recordemos que ha vivido toda su vida en una habitación con una pequeña claraboya y luz artificial, tendría que mostrar bastantes problemas para adaptar su vista al sol. Este hecho que podría pasar desapercibido es recalcado por Abrahmson cuando un médico entrega unas gafas de sol a la madre y a su hijo para que no tengan problemas para adaptarse a la luz del sol. Parece que el director es consciente de esa ‘licencia’ y le da igual, algo que como espectadores no hemos de tolerar, ya que si estamos ante una película que intenta mostrar una situación extrema de una forma realista, esta ha de serlo en todo momento.

[ads1]

La truculencia inherente a la primera parte de la película es dejada de lado por Abrahmson en la segunda parte donde la cinta adquiere un cierto tono de telefilme (Algo que también sucede por ejemplo con la reciente y notable ‘El regalo’ – ‘The gift’- de Joel Edgerton y que a pesar de sus paralelismos con ciertas películas dejó muy buen sabor de boca en el pasado festival de cine fantástico de Sitges convirtiéndose desde el momento de su proyección en una firme candidata a algún premio, algo que se confirmó con el galardón a Edgerton como mejor actor) para centrarse no solo en la manera en la que esta madre y su hijo han de adaptarse a su nueva realidad si no también en como la familia de esta se reencuentra con la hija que perdieron hace años y han de enfrentarse a heridas que creían cerradas. Abrahmson y Donoghue intentan explorar la forma en la que los personajes principales se enfrentan a esta nueva situación y donde estos nos dejan en el actual novio de la madre de la protagonista a uno de esos secundarios que consigue ganarse la simpatía del espectador.

A pesar de ser Brie Larson la ganadora del Oscar a la mejor actriz protagonista, es el joven Jacob Tremblay el actor sobre el que cae gran parte del peso de la cinta, brillando con luz propia siendo capaz de eclipsar al resto del reparto (Incluso por momentos a la propia Larson). Él es esta película y sin él sería imposible pensar en que esta historia hubiera sido igual. Larson lo sabe y por eso al ganar el Oscar no se olvidó de su compañero de reparto ya que según ella le debe gran parte de su éxito al apoyo que para esta su puso el trabajo de este (Y que todos, detractores y seguidores de esta película hemos de reconocer que es cierto). Llegados a este punto hay que plantearse los motivos por los cuales Tremblay no fue nominado a los Oscars ya que su trabajo es sin duda alguna excelente. Bien acompañados ambos por una Joan Allen que da vida a la madre y abuela de los protagonistas que intenta superar los años de sufrimiento por el secuestro de su hija y los reproches de esta, y por un William H. Macy que a pesar de su breve presencia, esta sirve de contrapunto perfecto a Allen para mostrar dos maneras muy distintas de enfrentarse a una misma situación.

‘Room’ es una notable película que se apoya en el gran trabajo de sus dos protagonistas. Su ritmo pausado y su, a todas luces, excesiva duración (La cinta se va hasta las casi dos horas de duración) puede jugar en contra de la esta y frenar a cierta parte del público. ‘Room’ emocionará a mas de uno debido sobre todo a que estamos ante una historia que en muchos momentos nos deja la sensación de que fuerza ciertas ideas para conmover (Algo que a un servidor no le parece justo a pesar de que ‘Room’ le llegó y no pudo evitar soltar alguna lagrimilla). Con una primera parte que puede aburrir a los espectadores mas sedientos de acción y con una segunda demasiado deudora del estilo propio del telefilme, ‘Room’ al igual que hace ‘The gift’ consigue encontrar su sitio y dejarnos una hermosa y conmovedora historia.

Lo mejor: El trabajo de Jacob Tremblay y Brie Larson. Por este orden.
Lo peor: Los trucos que usan Abrahmson y Donoghue para llevar a la historia por donde ellos quieren.

Título: Room
Año: 2015
Género: Drama
Duración: 118 min.
Director: Lenny Abrahmson
Guión: Emma Donoghue según su propia novela.
Música: Stephen Rennicks
Interpretes: Brie Larson, Jacob Tremblay, Sean Bridgers, Joan Allen, William H. Macy, Matt Gordon, Cas Anvar, Amanda Brugel, Joe Pingue, Randal Edwards, Wendy Crewson, Tom McCamus
Sinopsis: Tras el quinto cumpleaños de su hijo, una madre se dará cuenta de que tiene que hacer todo lo posible para escapar del cautiverio al que ambos están sometidos.