Crítica Keyhole de Guy Maddin
El surrealismo fílmico de Buñuel tuvo su influencia más reconocida en el enigmático David Lynch, ahora el heredero del experimentalismo formal es el canadiense Guy Maddin, cuyos primeros y extraños trabajos ni siqueran tenían cabida en festivales de cine supuestamente indie y vanguardistas.
Tras más de 30 títulos entre cortometrajes y largos Maddin ha dejado de ser un desconocido, a pesar que su lenguaje visual es tan poético como desconcertante. Ahora nos llega su último trabajo titulado Keyhole que según su director es una historia paralela a “La Odisea” de Homero pasada por el tamiz del cine negro, de hecho podemos oir una vof en off, tan característica de este género.
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Pero para el canadiense no hay nada más aburrido que contar una historia de manera lineal y convencional, de manera que disfruta confundiendo al espectador con fragmentación de escenas, puntos de vista subjetivos y un sinfín de elementos que nos despistan hasta caer en un red onírica creativa. El Ulises de Keyhole intenta atar cabos dentro de una angustiosa casa donde en cada habitación se confunde el sueño, la realidad y los recuerdos. Un mafioso que vuelve a casa, una mujer encadenada, un gánster que escucha voces,etc.. son algunos de los personajes que conforman esta historia que actualiza la tragedia griega al cine más experimental.
Isabella Rosellini, musa de Maddin, y Jason Patrick protagonizan esta película que hemos podido ver en filmin y que se estrenó el pasado festival de Sitges.
Salduos cinéfilos!!