[Critica] In Time (El precio del mañana)
Los mundos distópicos se han utilizado siempre como una forma de crítica social y hasta de moraleja, una advertencia de lo que podría pasar si seguimos por mal camino. Estos relatos futuristas reflejan precisamente lo contrario de lo utópico, de lo idílico, y en ese mundo trascurre El precio del mañana. Si en Gattaca (1997) los relegados de la sociedad estaban predeterminados por su condición genética, aquí el director Andrew Niccol va más allá y plantea el interrogante de qué pasaría si se suprimiera el gen del envejecimiento. En esta visión futurista, Niccol mezcla los conceptos del capitalismo salvaje con la teoría darwiniana de la supervivencia del más fuerte y lo convierte en lo que, en definitiva, termina siendo una lucha de clases entre los que tienen tiempo y los que no.
En un mundo donde la moneda de cambio ya no es el dinero sino el tiempo y la población deja de envejecer a los 25 años, la frase cotidiana “¿tenés un minuto?” cobra un sentido totalmente diferente, por ejemplo: tomar un café cuesta 4 minutos, minutos de vida que se restan del reloj digital que todos llevan en su antebrazo izquierdo. Ese reloj que mirarán constantemente los que estén “cortos de tiempo” y al que prácticamente ignorarán aquellos millonarios y, por ende, inmortales. En este mundo los estratos sociales están divididos geográficamente por zonas de según el tiempo que posea cada habitante y Will Salas (Justin Timberlake) vive en una de las más carenciadas, mejor conocida como “ghetto”.
Luego de ver morir a su madre y de cruzarse con un misterioso benefactor que le transfiere una gran cantidad de tiempo, Will se dispone a hacer que paguen los responsables del sistema opresivo que mató a su madre. Para eso utilizará el tiempo que tiene en sus manos y llegar hasta Greenwich Village, donde se concentra toda la riqueza. El problema es que al gastar grandes cantidades de tiempo llama la atención del guardián del tiempo Raymond Leon (Cillian Murphy) y sin querer, Will se transformará en una especie de Robin Hood para darle tiempo a los que menos tienen. En el camino se cruzará con Sylvia (Amanda Seyfried), la hija rebelde del magnate Philippe Weis (Vincent Kartheiser) que terminará ayudando a Will en su misión.
Técnicamente hablando, la película está muy bien filmada y no esperaba menos de Niccol. Otra cosa para destacar es el gran diseño de producción con una estética retro-futurista muy bien lograda y parecida a lo que vimos en Gattaca, desde los autos eléctricos que van de la década del 70 para atrás hasta la vestimenta del elenco. En cuanto a las interpretaciones, la dupla protagónica de Timberlake y Seyfried cumple un papel aceptable pero sin nada en particular para destacar. En cambio el que sí ofrece una actuación para tener en cuenta, como siempre, es Cillian Murphy en su rol de policia incorruptible e implacable que esconde un secreto relacionado con el padre de Will.
En definitiva, El precio del mañana ofrece varias lecturas posibles, desde lo social hasta el hecho de que esté filmada en Los Ángeles, la capital mundial de la cirugía estética donde todo el mundo se mantiene joven y perfecto. El film resulta entretenido de ver, nos hace pensar en varias cuestiones y sin dudas es de lo mejor que queda para ver en cartelera lo que queda del año. Pero, lo que es más importante aún, vale la pena tomarse el tiempo para verlo.

Género: Suspense, ciencia ficción.
Dirección: Andrew Niccol.
Intérpretes: Cillian Murphy, Justin Timberlake, Amanda Seyfried, Shyloh Oostwald, Johnny Galecki, Colin McGurk, Olivia Wilde, Will Harris, Michael William Freeman, Jesse Lee Soffer, Aaron Perilo.
Origen: Estados Unidos (2011).
Duración: 108 minutos.
Formato: 35 mm – 2D.
Clasificación: Apta para mayores de 16 años.
Estreno: 1 de diciembre de 2011.
Calificación: Muy buena.
Autor: Soypochoclero