Crítica Exmachina
Hay personajes e historias que merece la pena sacar de la oscuridad y llevarlas a un plano más luminoso, ideas que pueden dar mucho juego y que respetando la esencias de las mismas son llevadas a un terreno de luz y de claridad, una forma de coger algo ya visto y darnos una perspectiva, al menos en principio, diferente. Alex Garland parece obsesionado con esta idea, ya lo hizo con el guión de “Sunshine” y ahora lo hace con el que supone su debut en la pantalla grande como director: “Ex Machina”.
Garland se dio a conocer en el año 2000 gracias a la adaptación al cine de su novela “The Beach” de la mano del siempre excesivo Danny Boyle (Director tremendamente interesante pero cuyo cine queda muchas veces lastrado por su abuso de ciertos elementos visuales y musicales hecho que en muchos casos juega en contra del resultado final de sus películas. Aún así su cine para bien y para mal ha marcado a muchos y algunas de sus escenas han quedado grabadas en el subconsciente colectivo. Es inevitable no pensar en el baño de “Trainspotting” a la hora de ver “Enter the Void” de Gaspar Noé o “Wetlands” de David Wnendt a pesar de que las tres cintas resultan muy diferentes y las historias y por tanto sus desarrollos no tienen absolutamente nada que ver). Dos años después llegó su primer guión cinematográfico que volvió a llevar a la pantalla grande el propio Boyle y que catapultó al guionista definitivamente a la fama. “28 días después” se convirtió en una cinta clave en el resurgimiento de género zombie a pesar de que en esta película no había ningún muerto viviente. Aunque esta visión de los infectados era cuando menos interesante la cinta resultaba excesivamente desigual por culpa de dos partes demasiado diferenciadas. La primera donde el guionista y el director ponían las bases de la historia y presentaban a los personajes resultaba tensa y tremendamente interesante (De hecho se puede ver que el comic y por lo tanto la serie de “The Walking Dead” de Robert Kirkman toma como punto de partida de la historia el mismo que el de la cinta de Boyle y Garland: El protagonista despierta en un hospital abandonado sin saber que ha pasado, poco a poco ira descubriendo que el mundo que conocía ha desaparecido para siempre) para acabar convirtiéndose en una especie de pseudo metáfora sobre el nuevo orden y los militares resultado bastante floja en comparación con la primera. (Personalmente prefiero “28 semanas después”, la notable cinta de Juan Carlos Fresnadillo utiliza de manera tremendamente inteligente la idea de los infectados para desarrollar toda una metáfora acerca del mal que anida dentro del propio núcleo familiar)
Fue en el 2007 cuando Garland mostró por primera vez su obsesión por cambiar la oscuridad por la claridad. Ese año el escritor y guionista escribió el guión de “Sunshine” que fue llevado otra vez a la pantalla grande por Danny Boyle. En el Garland narraba la odisea de una expedición espacial al llevar a cabo una arriesgada misión: Hacer explotar unas bombas nucleares en el Sol para que este se reactivara y poder así evitar la congelación de la Tierra. Esta idea cambiaba la percepción de muchos de la ciencia ficción espacial, ya que la mayoría de nosotros estamos acostumbrados a ver cintas oscuras y tenebrosas donde la amenaza puede surgir de entre las sombras, el espacio exterior es un lugar sin luz en el que hay que tener miedo a lo desconocido pero ahora en “Sunshine” el terror podía surgir de lo más luminoso… (Algo así como lo que ocurría en “Scream 2” donde otra vez el personaje de Jamie Kennedy volvía a comentar ciertas ideas y ciertos clichés propios de las cintas de terror, uno de ellos era que los crímenes siempre o casi siempre suceden por la noche o en sitios oscuros. Kevin Williamson y Wes Craven consiguieron seguir riéndose de todos estos tópicos mostrando un crimen a plena luz del día). Pero es aquí donde el trabajo de Garland empezó a mostrar otra terrible obsesión, la de coger elementos e ideas de otras historias para escribir sus propios guiones. Y es que si algo tenía “Sunshine” era que ante todo parecía una versión luminosa de “Horizonte Final” (“Even Horizont”) de Paul W.S. Anderson
En el 2012 llegó su siguiente guión “original” para un largometraje (Dos años antes adaptó la novela de Kazuo Ishiguro “Nunca me abandones” que llevó al cine Mark Romanek), ese guión acabó convirtiéndose en la película de Pete Travis “Dredd”. En este caso el trabajo de Garland y por tanto la cinta de Travis a pesar de recibir notables críticas fue comparada y con razón con “The Raid” de Gareth Evans. La cinta de Evans ha marcado un antes y un después en la historia del cine de acción reciente y comparte con la película de Travis no solo la misma idea (Un grupo de policías que se encuentran atrapados en un edificio repleto de criminales deberán ir accediendo planta a planta hasta el último piso para atrapar al malo y así poder salir sanos y salvos) si no también escenas demasiado similares (Cualquiera que haya visto las dos películas tendrá clara la imagen de los tiroteos en las plantas que dan al patio de luces). El trabajo de Garland resultaba muy interesante (Aunque también se beneficiaba del nefasto recuerdo de la cinta protagonizada por Sylvester Stallone) pero por desgracia este era ante todo muy poco original. Ahora nos llega el debut de Alex Garland como director para ello este adapta un guión propio y otra vez como no podía ser menos volvemos a encontrarnos con una muy interesante cinta que parece llevar a la película de Panos Cosmatos “Beyond the Black Rainbow” de la oscuridad a la luz y que sorprendentemente guarda demasiados parecidos con “The Machine” de Caradog W. James (Y digo sorprendentemente porque “The Machine” es una producción inglesa rodada en el 2013 que ha recibido varios premios. Una película demasiado reciente y conocida por el público aficionado a la ciencia ficción como para que ambas películas compartan escenas e ideas iguales y nadie se de cuenta.)
“Ex Machina” parte de una premisa tremendamente interesante: Un prometedor programador es elegido mediante sorteo para conocer al jefe de su empresa y colaborar con él durante una semana en un proyecto de inteligencia artificial. Garland plantea su película como un thriller psicológico con elementos propios de una partida de ajedrez y como tal el espectador sabe de antemano que algún personaje (o quizás todos) no esta siendo totalmente sinceros y este tendrá que descubrir las celadas y los sacrificios que hace Garland para ir haciendo avanzar a la historia de la manera que el quiere. Si algo tiene “Ex Machina” es que esta es clara en su planteamiento y en su desarrollo, el espectador sabe ante que tipo de cinta está y aunque sepamos que ciertas cartas pueden estar marcadas el desarrollo de la historia no ofende al espectador y a pesar de su ritmo un tanto lento el visionado de la película resulta realmente agradable. Otra vez volvemos a encontrarnos con la idea del mago y como este distrae al público gracias a una atractiva acompañante o a desviar el punto de atención de la persona que esta mirando. Esta idea es comentada por los protagonistas de la película y ya fue usada muy recientemente aunque de una manera totalmente distinta en cintas como “Luces Rojas” (“Red Lights”) de Rodrigo Cortes o en “Ahora me ves…” (“Now you see me…”) de Louis Leterrier.
Igual que ocurre con los hermanos Wachowski, Alex Garland parece un artesano capaz de tomar múltiples ideas y referencias de otras cintas y vendérnoslo como algo novedoso, aunque es de agradecer que Garland no intente hacer de su cinta una película compleja mediante el uso de complicadas o rimbombantes frases o conceptos difíciles de entender por muchos de nosotros. Estos momentos aparecen de manera muy peligrosa en “Ex Machina” y nos hacen pensar que por desgracia nos vamos a encontrar con una cinta que se aleje del espectador y acabe perdiendo el interés de este por lo que esta viendo pero son cortados rápidamente por parte del personaje interpretado por Oscar Isaac. Son claras las similitudes con “The Machine” de Caradog W. James, en ella el director y guionista inglés presenta una historia con bastantes (demasiados) puntos en común con la de Garland: Un científico contrata a una joven ingeniera para que trabaje con el en una base militar en el desarrollo de una inteligencia artificial. Tanto en “Ex Machina” como en “The Machine” volvemos a encontrarnos con la figura de un “novato” que de un modo u otro es reclutado por un científico para desarrollar en un complejo que cuenta con las mas sofisticadas medidas de seguridad una inteligencia artificial que tendrá cuerpo de mujer y ejercerá una extraña fascinación en los protagonistas que los llevará a replantearse su posicionamiento ante ellas. Pero sobre todo si hay algo que llama especialmente la atención entre “The Machine” y “Ex Machina” no es todo lo anteriormente mencionado si no el hecho de que ambas películas nos presenten a unos robots o cyborgs según sea el caso que son incapaces de comunicarse. Este hecho, el planteamiento de estos conceptos y el desarrollo de los mismos en ambas cintas es prácticamente similar por lo que cualquier espectador que haya visto “The Machine” antes que la película de Garland se sentirá tremendamente decepcionado ante la falta de originalidad de la cinta del inglés.
Pero las similitudes entre la película de Garland y otras cintas no solo se queda aquí. Justo en este momento entra en escena “Beyond the Black Rainbow” película que supuso el debut en pantalla grande del hijo del director de “Acorralado” (“First Blood”) Panos Cosmatos. La hipnótica cinta de Cosmatos fue comparada por muchos con “2001: Una odisea del espacio” (“2001: A space Odyssey”) por su estética y por su complejidad a la hora de entender que es lo que el director nos esta intentando contar, aunque personalmente creo que “Beyond the Black Rainbow” guarda ciertas similitudes con “Sunshine” ya que ambas toman elementos de “Horizionte Final” (“Even Horizont”) para desarrollar sus historias. Pero si en la cinta de Boyle había luz en la de Cosmatos hay oscuridad y mal rollo que deriva en una atmósfera enfermiza y el director de origen griego nos deja una cinta de ciencia ficción de estética ochentera que parece verse influenciada por el cine del primer Cronenberg.
“Beyond the Black Rainbow” cuenta la extraña historia de Elena la que parece ser única paciente del Instituto Arboria. Barry Nyle uno de los doctores mas extraños y perturbadores de la historia del cine intentará de tratarla para dar con la raíz de todos sus males. Tanto la cinta de Cosmatos como la de Garland comparten la idea de usar un espacio casi único (El Instituto Arboria en el caso de “Beyond the black Rainbow” o la casa del jefe del protagonista en el caso de “Ex Machina”) además del uso de pocos actores con dialogo. Pero hay varios elementos todavía más claros que hacen que ambas cintas estén relacionadas: Uno de ellos son esas conversaciones que tienen los protagonistas a través de un cristal (En las dos películas las dos chicas están encerradas y los personajes masculinos hablaran con ellas en una sala donde ambos estarán separados por un cristal. Tanto en la película de Cosmatos como en la de Garland las protagonistas desearán romper de alguna manera esa barrera), en ambas cintas se producen varios extraños apagones o cambios en las proyecciones que se ven en diversas pantallas y en ambos casos los motivos parecen ser los mismos. A todo esto hay que sumar la idea de ver a los protagonistas con dibujos o fotografías que les son arrebatados violentamente. Pero “Ex Machina” no es “Beyond the Black Rainbow” y donde Cosmatos creaba una hipnótica cinta difícil de entender, Garland nos deja una en apariencia fría película accesible a todo el mundo. Todo queda explicado en “Ex Machina”, nada nos va a crear ningún género de dudas una vez que aparezcan los títulos de crédito finales, al fin y al cabo no dejamos de estar ante una cinta que busca un público bastante amplio.
En una cinta como esta es vital el trabajo de los actores principales. Domhnall Gleeson, hijo de Brendan Gleeson que trabajó en “28 días después”, resulta perfecto como ese joven programador que se verá abrumado por una situación que le sobrepasa, por conocer al jefe de su empresa, por colaborar estrechamente con el y por la dudas que se generarán en el. El guatemaltco Oscar Isaac parece reivindicar un papel en la próxima cinta a lo “Boggie Nights” después de la genial escena del baile con uno de los robots, momento tan extraño como divertido y da vida a ese jefe tan cercano como extraño (Queda claro que tanto su papel como su empresa son una crítica a ese buen rollismo que parece que nos quieren vender desde ciertas compañías de Silicon Valley y en especial al creciente poder de google) consiguiendo resultar tan cercano como perturbador. Pero la gran sorpresa es Alicia Vikander que da vida a Eve y que a pesar de las aparentes limitaciones de su papel, dar vida a una robot limita un tanto las muestras afectivas, consigue todo aquello que no lograba Caity Lotz en “The Machine” y es que en este caso si que conseguimos creernos a la actriz sueca como un elemento seductor capaz de crear todo tipo de dudas en las personas que viven a su alrededor.
Hay algo que merece destacar en “Ex Machina” y eso es la banda sonora compuesta por Geoff Barrow y Ben Salisbury. El dúo que compuso el notable disco “Drokk: Music inspired by Mega-City One” que se inspiraba en la anterior cinta para la que Garland escribió un guión: “Dredd”, pone la música para su nueva película. Barrow y Salisbury crean una gran banda sonora con temas que podrían haber sido compuestos sin ningún problema por John Murphy (“28 días después”, “Sunshine”…) y a nadie nos hubiera resultado extraño (Como ejemplo podemos fijarnos en el tema “Falling”). Resulta imposible imaginarse la cinta de Garland sin la música compuesta por estos. El cine inglés vuelve a demostrar que son capaces de dejarnos excelentes bandas sonoras para sus películas de terror y ciencia ficción, ahí esta el trabajo del propio Murphy para “28 días después” o el de The Free Association para “Code 46”.
Alex Garland nos deja en “Ex Machina” una gran cinta de ciencia ficción que resulta lastrada por los numerosos y claros referentes que hay en su película lo que hará que un aficionado al género vea esta cinta con mucho interés pero tenga la sensación de que no hay nada nuevo bajo el sol. La película se beneficia del gran trabajo de todos los actores, de una soberbia banda sonora y de una notable puesta en escena. Para ver con calma, “Ex Machina” resulta ciertamente entretenida.
Lo mejor: La banda sonora. El trabajo de los actores. El pulso del director para conseguir que sigamos su historia con interés.
Lo peor: La sensación de haber visto esta película antes. Su falta de originalidad juega en su contra.
Año: 2015
Género: Ciencia Ficción – Drama
Duración: 108 min
Director: Alex Garland
Guión: Alex Garland
Música: Geoff Barrow y Ben Salisbury
Interpretes: Domhnall Gleeson, Oscar Isaac, Alicia Vikander, Sonoya Mizuno, Corey Johnson, Chelsea Li
Sinopsis: Un joven programador ganará un concurso para conocer al jefe de su empresa y colaborar así con en el un proyecto de inteligencia artificial.