Crítica El destino de Júpiter
!!!El Néctar debe fluir!!! !!!El tiempo debe fluir!!!! Es innegable que los hermanos Wachowski son para bien y para mal un referente en el cine de ciencia ficción reciente, es innegable que rodar una película como “Matrix” les valió el reconocimiento internacional e hizo que su cinta se ganara un hueco entre las grandes obras dentro de este género pero también es cierto que el gran espaldarazo que supuso esta película fue lo que muchos consideraron el principio del fin de los Wachowski. Si en su primera cinta, película injustamente ignorada dentro de su filmografía, “Lazos Ardientes” (“Bound”) Andy y Lana Wachowski dejaron patentes muestras de su talento y de su gran capacidad para crear historias y atmósferas, demostrando que eran capaces de sacar el máximo provecho de sus actrices principales (Jennifer Tilly y Gina Gershon), fue con su segunda película “Matrix” con la que llamaron la atención siendo esta una cinta que marcó un antes y un después en lo que al uso de efectos especiales se refiere y convirtiéndose casi desde el día de su estreno en una cinta de cabecera para muchos aficionados al género.
Es difícil que un éxito como “Matrix” no se suba a la cabeza y también es difícil que tanto los espectadores como los críticos no miren con lupa cada trabajo de los Wachowski y hay que reconocer que si bien algunas de sus películas no son precisamente buenas muchas críticas han atacado su obra de una manera excesivamente visceral. Pero es que hay varias cosas que los espectadores no han perdonado a los Wachowski. Una de ellas es la línea entre inspiración, homenaje y plagio que muchas veces los directores americanos traspasan sin ningún tipo de complejo ni pudor lo que lleva a un aficionado a pensar si los Wachowski desprecian la cultura cinematográfica de los espectadores ante un uso tan claro de recursos extraídos de otras cintas. Podemos aceptar por ejemplo que “Matrix” sea una especie de versión cibernética de “Alicia en el país de las maravillas” (Alice’s Adventures in Wonderland de Lewis Carroll) mezclada con una clara iconografía religiosa (Cristiana para ser mas exactos), podemos incluso permitirnos el lujo de reírnos al ver a Neo volar a lo “Superman” pero la gran cantidad de escenas o ideas extraídas de otras cintas nos llevaron a muchos a pensar que los Wachowski son dos grandes artesanos capaces de tomar demasiado de otros y mostrarlo como propio. Como siempre el debate esta servido, muchas personas piensan que es plagio otros muchos que no son mas que homenajes como hace Tarantino en sus películas… Cada uno es libre de pensar lo que quiera pero son claras las referencias a cintas como “Ghost in the Shell” de Mamoru Oshii, “Desafío Total” (“Total Recall”) de Paul Verhoeven, “El Asesino” (“The Killer”) de John Woo, “Fist of Legend” de Gordon Chan o “Scanners” una de esas cintas que muchos ignoran al hablar de las “influencias” de “Matrix” pero que posee una escena que parece tomada directamente de la cinta del director canadiense. Ante cualquier duda solo hay que ver la escena en la que el protagonista utiliza el teléfono de una cabina para comunicarse con un ordenador (Aunque Cronenberg es venerado por muchos, entre los que me encuentro, hay que reconocer que muchas veces no hemos valorado en su justa medida su trabajo. Ahí esta “Existenz” película adelantada a su época que no fue entendida en su momento y que es necesario recuperar)
Otra de esas cosas que los espectadores no han perdonado es la manera en la que los Wachowski destrozaron su “Matrix” con dos secuelas a priori necesarias pero del todo aburridas y que tiraban por la borda todas aquellas buenas ideas que los directores y guionistas plantearon en su película. Pero si hubo algo malo relacionado con “Matrix” fue el hecho que hizo que los directores creyeran eran los renovadores del cine de ciencia ficción, por momentos Lana y Andy Wachowski creyeron que ellos eran los Neo que tenían que salvar a un género que debían pensar que agonizaba. Y ese fue el gran error de los directores, su soberbia les llevó a hacer agonizar a su película gracias a alargar una historia hasta la saciedad y sobre todo intentando dar una profundidad a la saga usando rebuscadas conversaciones y conceptos lo que llevaba a que ciertos momentos de las secuelas llegaran a niveles máximos de pedantería lo que hizo que muchos desconectáramos de su propuesta (Todos recordamos la escena con el arquitecto, momento que ha sido parodiado infinidad de veces). Estos dos rasgos: la sensación de estar antes los salvadores de la ciencia ficción y el exceso de pedantería y pretenciosidad han sido desde ese momento dos características inseparables del cine de los Wachowski. El primero quedó patente en “Speed Racer” insulsa película de carreras y aventuras, tan técnicamente perfecta como falta de alma y de pasión y el segundo en la que para mi es su mejor cinta: “El Atlas de las Nubes” (“Cloud Atlas”) donde los Wachowski adaptaron la novela de David Mitchell complicando en exceso la estructura narrativa de la misma así como la creación de los personajes haciendo que un mismo actor interpretara a varios personajes (Idea esta que merece muchos y profundos análisis). Con todo “El atlas de las nubes” resultaba una grandisima película donde era discutible la forma elegida por los directores para plasmar la historia de Mitchell y que resultaba lastrada sobre todo por una duración que para muchos resultó excesiva.
Ahora, tras varios retrasos no del todo justificados, nos llega la última cinta de los Wachowski, “El destino de Júpiter” (“Jupiter Ascending”) que como viene siendo habitual últimamente vuelve a ser un estrepitoso fracaso de taquilla en Estados Unidos (Y probablemente en el resto del mundo también). La historia de Júpiter Jones podría ser una muestra de todo aquello de lo que son capaces los Wachowski: De lo mejor (Lo menos) y de lo peor que por desgracia parece ser mucho. Si “Matrix” podía ser definida como una versión de “Alicia en el país de las maravillas” con toques religiosos y múltiples “referencias” que sazonaban a la historia, en “El destino de Júpiter” volvemos a encontrarnos con todo tipo de ideas y de escenas extraídas de distintas obras. Desde las obvias como “Dune” (Es una lastima que ningún personaje diga algo del tipo: “El néctar debe fluir” o “El tiempo debe fluir”. Desde luego la propuesta de los Wachowski queda muy, muy lejos de la novela de Frank Herbert – probablemente no tanto de la adaptación al cine llevada a cabo por David Lynch – y aunque estos intentan dotar de un aura de intriga y trabajar todo el tema de las conspiraciones entre los miembros de una familia por controlar una valiosa mercancía la densidad de la historia de “El destino de Júpiter” deja mucho que desear resultando casi un intento fallido de acercar ciertos conceptos expuestos por Herbert en su novela y hacerlos cercanos al público en general) pasando por “El Mago de Oz” (¿Alguien no pensó en los monos voladores de la Bruja mala del Oeste al ver a esa especie de extraños dinosaurios que trabajan para el malvado Balem Abrasax. Aquí no es Dorothy la que viaja a Oz y ha de acabar con la malvada bruja ayudada por un hombre de hojalata, un espantapájaros y un león que como recompensa recibirán un corazón, un cerebro y coraje, si no Júpiter Jones que viajará al espacio exterior para ocupar su puesto y desbancar al malvado Balem siendo ayudada esta vez por un soldado cuyos genes han sido mezclados con los de un lobo y otro cuyos genes han sido mezclados con los de una abeja o algo así y por cuya ayuda al igual que ocurría en la novela de Lyman Frank Baum también tendrán su posible recompensa), siguiendo con cintas como “Señales” – “Sings” (Una lastima que los Wachowski no hayan querido rodar un parodia de su propia cinta aunque por momentos esa parezca su intención. Un crossover entre su película y la cinta de M. Night Shyamalan nos hubiera dejado uno de esos impagables momentos cómicos que pasarían a la historia del cine. Es una lastima que tengamos que esperar a que algún bodrio de los que últimamente parecen prodigarse en pantalla grande se decida a hacerlo. Aunque hay que reconocer que ciertos momentos entre campos de maíz y casas asiladas hacen que “Looper” de Ryan Johnson también nos venga a la cabeza) añadiendo elementos de “La princesa prometida” – “The Princess Bride”- (Aquí no será un joven enmascarado el que se desviva por rescatar a la princesa si no un lobo hombre espacial que intentará proteger a la joven desvalida) o incluso llegando a series como “V”. Pero lo que resulta mas llamativo es que tras la saga “Crepúsculo” volvemos a encontrarnos con otra cinta que juega con conceptos casi mas propios de la zoofilia (“Tengo mas en común con un perro que contigo” llega a reconocer el protagonista) que de una película ideada para ser un blockbuster y que nos dejan los momentos mas involuntariamente hilarantes de la película.
Si en “Matrix” el componente religioso venía dado entre otras cosas por presentarnos a esa especie de Mesías, en “El ascenso de Júpiter” esta idea viene impuesta por el claro recuerdo de “Que bello es vivir” (“It’s a Wonderful life” de Fran Capra, cinta que posee un claro sentido religioso y que comparte con la cinta de los Wachoswki no solo la idea de las alas perdidas de esas presencias venidas del cielo que ayudan a la protagonista de la película intentando, entre otras cosas, ganarse las alas, si no también el proceso de la protagonista hastiada y asqueada de su vida repitiendo constantemente eso de que su vida es una mierda y donde en un proceso distinto al que sufre George Bailey irá descubriendo que ese preciado don que es la vida y que esta es mas maravillosa de lo que jamás llegó a pensar. En ambos casos el amor a la familia será un valor a tener en cuenta en todo este proceso. Llama la atención como refuerzan los directores estas ideas ante ciertos personajes y diálogos recalcan la idea de como el consumismo nos hace creer que nos vamos a sentir bien, de como el vacío que sentimos podemos llenarlo comprando cosas) . Pero la idea religiosa no solo se queda en este punto, una de las familias protagonistas se apellida Abrasax y buscando información sobre el tema descubrimos que ciertas sectas filosófico-religiosa que llegaron a mimetizarse con el cristianismo y que utilizaban piedras llamadas abrasax como talismán. Se creía que Abrasax era el nombre de un Dios que representaba el bien y el mal (Fuente Wikipedia). Si en “Matrix” nos encontrábamos con un personaje llamado Trinity en “El destino de Júpiter” nos encontramos con toda una familia apellidada Abrasax
Igual que ocurría con la saga de “Matrix” o con “El atlas del Cielo” (“Cloud Atlas”), Lana y Andy Wachowski consideran que la idea de hacer una película compleja se basa en gran parte en complicar innecesariamente las cosas. Volvemos a la idea del Arquitecto y los directores vuelve a usar un vocabulario grandilocuente que nos deja momentos harto ridículos como ese en el que el protagonista explica que gracias a invertir en la gravedad y a las ecuaciones diferenciales este es capaz de surfear (Volvemos a la idea de que los Wachowski podían haber hecho una gran parodia de su propia película bien podían haber adaptado ese gran titulo que se inventaron en España para “Ice Princess”: “Soñando, soñando… triunfé patinando” y cambiarlo por “Soñando, soñando… triunfé surfeando”. Por lo menos la cosa hubiera tenido más gracia). A esto hay que sumar la forma tan burda que tienen los directores de introducirnos en este nuevo universo que han creado. No solo han de familiarizar a la protagonista de la película con toda una nueva raza de seres que va a conocer (¿Me pareció ver una especie de hombre elefante? ¿Es un homenaje oculto a Lynch?) si no que ha de utilizarla a ella para llegar al espectador. Es del todo decepcionante cuando una y otra vez el recurso para introducirnos en dichos conceptos es la de repetir de en forma de pregunta la última palabra dicha por el protagonista. ¿Por el protagonista? Si, por el protagonista que le va explicando todo a Júpier Jones. ¿A Júpiter Jones? Si, a Júpiter Jones la protagonista de la película a la que le explica todo lo necesario para que nada de lo que vamos a ver nos resulte demasiado extraño. ¿Extraño? Si, extraño porque por momentos parece que “El destino de Júpiter” intenta trascender al espíritu de “Interestellar” (Otra vez nos encontramos con un granjero que vive asilado del mundo) y superar el entretenimiento que nos ofreció la muy gamberra “Guardianes de la Galaxia” (“Guardians of the Galaxy”) para quedarse en un mas que decepcionante quiero y no puedo.
“El destino de Júpiter” es una muy decepcionante cinta de ciencia ficción que no funciona ni como un mero entretenimiento palomitero ni como involuntaria comedia. Channing Taum se esfuerza lo indecible por sacar adelante un papel plano a mas no poder, Mila Kunis con su constante cara de no entiendo lo que esta pasando no sabemos si esta interpretando al personaje o si esto era un fiel reflejo de su sensación al ver todo lo que rodeó al rodaje de esta película y Sean Bean… bueno siempre es un placer ver a Bean a pesar de que muchos de sus papeles parezcan estar cortados por el mismo patrón. Por desgracia y a pesar de su duración (La cinta se va hasta las casi dos horas y cuarto) la tijera esta mas que presente en la película dejándonos escenas que no acaban de entenderse completamente debido a unos diálogos en los que echamos en falta ciertas partes que parece que se han perdido (Este sentimiento se hace patente muy especialmente en el primer encuentro de Tatum y Kunis). Es una lastima que los mismos directores que rodaron una cinta como “Matrix” nos hayan dejado una película tan decepcionante como “El destino de Júpiter”. Esta claro que la última cinta de los Wachowski será dentro de poco reivindicada como una joya kitsch.
Lo mejor: La gran fuerza visual que son capaces de desplegar los Wachowski.
Lo peor: La historia no acaba de arrancar y nos acaba aburriendo bastante.
Año: 2015
Género: Ciencia Ficción – Acción
Duración: 127 min.
Director: Lana y Andy Wachowski
Guión: Lana y Andy Wachowski
Música: Michael Giacchino
Interpretes: Mila Kunis, Channing Tatum, Sean Bean, Eddie Redmayne, Douglas Booth, Tuppence Middleton, Nikki Amuka-Bird, Christina Cole, Nicholas A. Newman, Ramon Tikaram, Doona Bae
Sinopsis: Júpiter Jones esta harta de su vida. Entre retretes y sin atisbo de mejorar Jones esta hastiada de todo pero su existencia dará un giro radical cuando descubra que no estamos solos en la galaxia y se encuentre en medio de una extraña conspiración que no acaba de entender.