Crítica El Corredor del Laberinto
Jim Jarmusch dice que no hay nada original, que lo que hacemos es robar ideas que tomamos de películas, de canciones, libros, fotografías, poemas, sueños, conversaciones mantenidas al azar, etc, etc.. y seleccionamos aquellas cosas que nos llegan al alma, la originalidad no existe. Desde este punto de vista la mas que preocupante falta de ideas que se observa desde hace tiempo sobre todo en el cine americano que parece abonado a rodar remakes, secuelas, precuelas o a adaptar todo tipo de libros al cine alguno de ellos sin la calidad necesaria como para que merezca la pena invertir tiempo y dinero en ver la película podría estar mas que justificada, el problema esta cuando parece que cruzamos esa línea y no cogemos aquellas cosas que nos han llegado si no cualquier tipo de idea para actualizarla, para pervirtiéndola vendérsela a un tipo de público que no ha tenido acceso al original y donde prima la taquilla por encima de la calidad.
Últimamente muchas de las adaptaciones que han llegado a la gran pantalla se basan en novelas que cogen demasiadas ideas y referencias en la mayoría de los casos demasiado reconocibles. Si “The Host” de Andrew Niccol se basaba en la novela de Stephanie Meyer en lo que parecía ser una puesta al día para el público adolescente de “La invasión de los ladrones de cuerpos” de Jack Finney pero donde se potenciaba mas el tema romántico que la tremenda carga crítica de la novela de Finney y que si que poseían las adaptaciones que se hicieron de la misma, o si “Los juegos del hambre” (“The hunger games”) de Gary Ross se basaba en las novelas de Suzanne Collins que tomaba ideas y conceptos del “Battle Royale” de Koushun Takami, la adaptación al cine de las novelas de James Dashner (Seguimos con la manía de adaptar trilogías al cine, suponemos que si la taquilla responde bien los productores de la saga volverán a dividir la última novela en dos partes aunque la historia original no de ni para un medio metraje) donde podemos observar que no solo se toman elementos de “El Señor de las moscas” (“Lord of the flies”) de William Golding (Un grupo de chicos en medio de un entorno hostil tendrán que luchar por sobrevivir. El enemigo no solo serán todas las amenazas que los rodean si no también los propios compañeros y la sociedad jerarquizada que han construido. Aunque obviamente al igual que ocurría en el caso de “The Host” de Meyer la carga crítica de la novela en la que parece inspirarse queda del todo diluida en la trama). Pero sobre todo y muy especialmente el salto al largo por parte de Wes Ball parece sacar ideas y muchas de la saga de “Cube” sobre todo de la primera parte, cinta dirigida por Vincenzo Natali y de la tercera “Cube: Zero” de Ernie Barbarash.
Los paralelismos son evidentes desde la misma concepción de la historia: Un grupo de personas que no se conocen despiertan sin recordar absolutamente nada en un lugar del cual querrán escapar a toda costa haciendo todo lo posible y mas, teniendo que llegar a ponerse de acuerdo sacando el máximo partido a las habilidades de cada uno, hasta la idea de aquello que los rodea y los amenaza: Si en la saga de “Cube” son unos cubículos donde alguno de ellos contienen terribles trampas que conducen a una muerte horrible, en “El corredor del laberinto” nos encontramos con un laberinto donde unos extraños bichos matan a todo aquel incauto que se quede atrapado en el durante la noche, pero sobre todo lo que une estos dos conceptos en ambas películas es la idea de que tanto los cubos como el laberinto se mueven y transforman el entorno lo que obviamente complica la huida de los protagonistas (Aquí también nos viene a la cabeza “Alien Vs Predator” y esa pirámide que va cambiando), por si todo esto fuera poco el desarrollo de la historia, de los personajes y de ciertas situaciones resultan demasiado similares. Es una lastima que ciertas novelas y por lo tanto ciertas adaptaciones cinematográficas tomen referentes tan claros para transformarlos y moldearlos al gusto de un público mayoritariamente adolescente cuando es probable que las películas o novelas en las que se basan podrían llegar a gustar y a ser disfrutadas por una gran parte de ellos (Aunque hay que ser honrado y en el caso de la saga de “Cube” solo me quedaría con la primera película, la de Andrej Sekula y Ernie Barbarah me parecen un claro ejemplo de como acabar con la magia y el misterio)
Por desgracia Wes Ball no consigue hacer que su película destaque sobre otras adaptaciones recientes, todo parece excesivamente prefabricado y si Ball no hubiera estado detrás de la cámara esta cinta podría haber sido dirigida por otra persona y no hubiera habido ningún problema. Si “Divergente” (“Divergent”) resultaba una cinta entretenida, este “El corredor del laberinto” es demasiado aburrida sobre todo por lo descompensado que resulta el cambio de las escenas que se producen dentro del laberinto (Aunque si no esta el rey de los goblins ni el lago del hedor eterno no es un laberinto que se precie) con aquellas que intentan desarrollar la parte dramática y el conflicto entre unos personajes demasiado típicos y mil veces vistos. No solo la concepción misma de los personajes resulta decepcionante si no también su más que previsible evolución dentro del grupo y de la historia: El héroe que se irá abriendo camino, el bruto que se enfrentará a el, el personaje que sabemos que pasará a mejor vida… (Aquí sería bueno volver a ver el gran momento de Sam Rockwell en “Héroes fuera de Orbita” – “Galaxy Quest” donde este se da cuenta que no es mas que un personaje secundario sin apellido cuyo destino esta prefijado de antemano), no hay nada en ninguno de los personajes que sea minímamente interesante o llamativo, todos resultan demasiado planos y convencionales.
Tampoco podemos olvidarnos de “Divergente” a la hora de ver “El corredor del laberinto” tanto por la inclusión de una estrella en el casting (Patricia Clarkson en este caso y Kate Winslet en el de la película de Neil Burger) como por la estratificación de las sociedades que se presentan en ambas películas, en “Divergente” a nivel global y en el de la cinta de Ball en ese microcosmos formado por los chicos que van llegando al laberinto. Mucho se habló en su momento de la carga ideológica que podría tener la adaptación de la novela de Veronica Roth, eso es algo que cada uno ha de valorar y analizar en profundidad en el caso de que lo considere necesario pero si que hay algo común a ambas cintas que resulta tremendamente preocupante y sobre lo que hay que pararse al menos un momento: el desprecio de ciertos personajes hacia aquellos que realizan trabajos manuales o de labranza. Si en “Divergente” el grupo erudición desprecia los valores de abnegación haciendo todo lo posible para acabar con ellos (Tampoco debemos olvidarnos de la necesidad que tiene la protagonista y su hermano de huir del grupo de abnegación), en “El corredor del laberinto”, Newt interpretado por Thomas Brodie-Sangster se encarga de dejar claro a Thomas el recién llegado que aquellos que trabajan en la construción son un tanto limitados, estas ideas que se muestran en el cine hecho para un público adolescente son como mínimo preocupantes.
Es una lastima que a una actriz como Kaya Scodelario que llamó la atención de medio mundo con su papel de Cathy en la soberbia adaptación de “Cumbres Borrascosas”de Andrea Arnold y que resultaba realmente convincente en “The Truth about Emanuel” se le saque tan poco provecho en una cinta como esta, resultando absolutamente ilógico que la presencia de una chica en medio de un grupo de hormonados adolescentes no produzca ningún tipo de conflicto entre ellos. El problema no reside en el trabajo de la actriz o del director si no en la propia construcción de un personaje sin fuerza ni garra ni escenas con peso. Dylan O’Brien resulta convincente como héroe y Will Poulter al que muchos recordamos como protagonista de “Somos los Miller” (“We’re the Millers”) da el pego como el bruto que se enfrenta al protagonista. De lejos lo mejor de la cinta son las escenas que suceden dentro del laberinto y una parte final que consigue dejarnos un gran cliffhanger para prepararnos para la siguiente película de la saga. “El corredor del laberinto” resulta demasiado descompensada a la hora de mezclar acción con drama y misterio llegando un momento en el que nos da un poco igual porque los chicos están donde están, ni si quiera el uso del recurso de los sueños del protagonista consiguen sacarnos del tedio en lo que a esa parte de la historia se refiere. “El corredor del laberinto” es una mas de las cintas basadas en betsellers que han llegado y que llegaran a nuestras pantallas, no hay nada que la haga diferente al resto, no hay nada que la haga destacar y desde luego no hay nada que vaya a hacer que nos acordemos de ella durante mucho tiempo. Tendrá su público y gustará pero para muchos nos parecerá una aburrida cinta totalmente prescindible..
Lo mejor: La escena en el laberinto por la noche.
Lo peor: Lo aburrido que resulta el conjunto.
Título: El Corredor del Laberinto – The Maze Runner
Año: 2014
Género: Acción – Thriller – Fantasía – Drama
Duración: 113 min.
Director: Wes Ball
Guión: Noah Oppenheim, Grant Pierce Myers y T.S. Nowlin según la novela de James Dashner
Música: John Paesano
Interpretes: Dylan O’Brien, Thomas Brodie-Sangster, Will Poulter, Ki Hong-Lee, Aml Ameen, Kaya Scodelario, Blake Cooper, Patricia Clarkson, Joe Alder, Alexander Flores
Sinopsis: Thomas despierta sin ningún tipo de recuerdo en un claro en medio de un laberinto. El grupo de jóvenes que llegaron allí como el han establecido un sistema para poder subsistir mientas los llamados corredores intentan encontrar la salida del laberinto pero las terribles criaturas que viven en el no se lo pondrán nada fácil.