Crítica El Corredor del Laberinto: Las pruebas
Si algo deja claro ‘El corredor del Laberinto: Las pruebas’ es que la saga de películas basadas en las novelas (Superventas.. parece que los publicistas creen que vender mucho es sinónimo de calidad) de James Dashner se ha convertido mas en una marca que en fieles adaptaciones de estos libros. La nueva entrega de Thomas y sus amigos clarianos se aleja tanto de la pésima novela de Dashner que incluso eso de ‘Las pruebas’ que se lee en el título de la película pierde todo su sentido. Hay que analizar profundamente los cambios realizados por T.S. Nowlin en la adaptación de la segunda novela de la saga, hay que alegrarse y celebrar todo aquello que ha sido capaz de mejorar (Que ha sido mucho) y lamentar todo aquello que se ha inventado, cambiando personajes vitales en la trama de forma sustancial (A no ser que el guión de un giro radical e inexplicable en la siguiente entrega) y haciendo aparecer y desaparecer sin ningún tipo de coherencia a alguno de ellos a los que el guionista había relegado a un segundo plano y de los que este no había explicado gran cosa.
Todo aquel que haya leído la novela de Dashner se encontrará con cambios radicales (No quiero pensar en la enorme decepción que se llevarán todos aquellos que se acerquen a la novela del escritor americano tras ver la película) empezando por la forma que tienen los clarianos de conocer al hombre rata (Janson personaje al que no refieren con ese mote en la cinta de Ball y que es el peor jefe de seguridad de la historia. Idea esta a la que seguro que darán un giro en la próxima entrega), la manera en la que estos son recluidos tras salir del laberinto o sin ir mas lejos la idea de que hubiera mas laberintos. (De los dos de los que se habla en la novela de Dashner pasamos a un número indeterminado haciendo que un personaje como Aris -Jacob Lofland- quede relegado poco menos que a un segundo plano, cuya importancia dentro de la historia va perdiendo peso conforme esta avanza y cuyo lugar parece ocupado por Teresa -Kaya Scodelario- cuya evolución dentro de la película aún teniendo mas coherencia que en la novela original parece solamente justificada por cierta y vital frase que esta le dice a Thomas avanzado el metraje, tampoco debemos olvidar el hecho de que las compañeras de laberinto de Aris están prácticamente desaparecidos durante gran parte del metraje y cuando aparecen lo hacen con una presencia mínima)
A pesar de todo hay que reconocer que T.S. Nowlin ha mejorado la novela de Dashner que no dejaba de ser en un corre ve y dile sin el menor sentido (Seamos honrados, la película de Bell tampoco es que tenga mucho sentido) en la que tras dejar de lado su flojo inicio el escritor parece conseguir que esta alce el vuelo y despunte para acabar diluyéndose en la mas absoluta de las medianías. Sorprende la forma que Dashner tiene de construir las historias que forman parte de sus novelas, no solo por los paralelismos que se pueden encontrar con ciertas películas (Si ‘El corredor del laberinto’ nos recordaba sin ningún tipo de dudas al ‘Cube’ de Vincenzo Natalli, en ‘El corredor del laberinto: Las pruebas’ el lector se encuentra con esas bolas de metal que atacan a los chicos tras cruzar el transplano lo que hace que la película de culto de Don Coscarelli ‘Phantasma’ nos venga a la cabeza momento que no ha sido incluido en la película, o al leer ‘El juego infinito’ es imposible que nadie no se acuerde de ‘Los sustitutos’ – Surrogates’ de Jonathan Mostow) si no también por la forma misma de estructurar ciertas escenas (Desde la misma esencia de la historia en si misma: Una constante carrera donde los protagonistas han de huir o perseguir un fin, bien sea dar con un hacker anónimo en ‘El juego infinito’, bien sea llegar al refugio seguro en ‘El corredor del laberinto: Las pruebas’. Incluso ambas novelas poseen un par de escenas de gran importancia en discotecas a las que acuden los protagonistas y donde estos son atacados de una manera u otra. Nos es imposible, especialmente en el caso de ‘El juego infinito’ no acordarnos de la saga ‘Matrix’), pero Nowlin y Ball han sabido plasmar en imágenes con mas fuerza de la inicialmente esperada (El guionista deja fuera de la historia muchas de esas escenas que chirriaban en la novela original como la incoherente y absurda visita de Thomas a una especie de cápsula en la que es introducido por Teresa o esa forma en la que este es rescatado y curado) para construir una historia que también posee sus claras incoherencias y escenas absurdas pero que resulta ciertamente entretenida y que se acerca de una forma muy agradable al cine de infectados que tan de moda esta últimamente.
A pesar de que Ball construye su película sobre ciertos pilares básicos de la historia de Dashner (La presencia de Jason, las terribles tormentas de rayos -que han sido edulcoradas de manera tremendamente llamativa. Resulta curiosa la diferencia que existe entre los violentos ataques de los raros que plasma Ball en su cinta y esos rayos que si bien en la novela original acababan con varios de los chicos aquí no producen ni una perforación de tímpanos- o la presencia de Brenda y Jorge), este cambia de forma radical no solo espíritu de la novela (Aquí los protagonistas no se enfrentan a la prueba de cruzar la quemadura para llegar a un refugio seguro tal y como les indica el hombre rata si no que estos se escapan de forma deliberada con la intención de llegar a las montañas y dar con un lugar que es considerado un refugio seguro pero cuya esencia dista mucho del original) si no que también modifica de forma mas que notable a ciertos personajes (El ya mencionado Aris y su relación con Teresa o la forma que tiene el director de mostrarnos a Brenda y Jorge) sin olvidar las licencias que el guionista y director se toman a la hora de coger ciertos elementos de la tercera novela y plasmarlos en esta segunda parte, lo que hace que todos aquellos espectadores que hayan leído la novela en la que supuestamente se basa esta película se sientan como poco sorprendidos.
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‘El corredor del laberinto: Las pruebas’ funciona como cinta de aventuras diseñada para un público mayoritariamente adolescente y donde su director Wes Ball, director también de la primera parte, sacrifica la lógica para la creación de ciertas escenas (Véase por ejemplo en ese cristal que se agrieta a poco que se mueva uno de los protagonistas pero que cuando cae un raro este no solo aguanta si no que parece poco menos que irrompible) y parece tomar como referencia la cinta ‘La Isla’ (‘The Island’) de Michael Bay no solo para dar forma al inicio de su película (Cambiemos a Ewan McGregor por Dylan O’Brien y sus conflictos y dudas serán prácticamente los mismos) si no que además ambas cintas se convertirán en una huida constante (Aunque en el caso de ‘El corredor del laberinto: Las pruebas’ aumentando el número de fugados). Con todos sus fallos que son muchos y sabiendo que estamos ante una cinta transición (Empieza donde acababa la primera parte y no tiene final. La forma de acabar la película por parte de Ball, ese cliffhanger con el que este cierra la cinta no posee la fuerza necesaria, una lastima) la película de Ball se ve bien, entretiene y una vez que han encendido las luces del cine se olvida.
Lo mejor:.Los ataques de los raros
Lo peor: Ver en que se ha convertido y como ha acabado un actor como Barry Pepper
Año: 2015
Genero: Ciencia Ficción – Acción – Thriller – Distopia
Duración: 132 min.
Director: Wes Ball
Guión: T.S. Nowlin según la novela de James Dashner
Música: John Paesano
Interpretes: Dylan O’Brien, Ki Hong Lee, Kaya Scodelario, Thomas Brodie-Sangster, Jacob Lofland, Rosa Salazar, Giancarlo Esposito, Aidan Gillen, Patricia Clarkson, Lily Taylor, Barry Pepper
Sinopsis: Tras abandonar el laberinto y ser rescatados de las garras de Cruel, Thomas y sus compañeros descubrirán toda una serie de secretos que harán que se den cuenta de que la pesadilla todavía no ha acabado.