[Crítica] District 9
Intentaré no enfangarme en contenidos innecesarios e ir al grano. Toda película, como narración que es, debe tener arranque, nudo y desenlace. Todas las partes son importantes por igual para poder contar una historia con sentido sea cual sea su duración.
El arranque de District 9 es sin duda, sorprendente, y mucho: por lo diferente de su propuesta, la contundencia de su ritmo y por su puesta en escena estilo documental en una película de extraterrestres. También parece arriesgado no contar con actores conocidos en una película de esta magnitud, pero esto, unido a que está rodada en Sudáfrica, la imbuye de cierto exotismo para ser una producción americana. Y aquí radica lo más terrible de todo: hace creer al espectador que no está ante una mera producción holliwoodiense empaquetada para su consumo masivo. El ingenuo espectador se deja atrapar por un guión que parece diferente y por el dudoso aval que proporciona que el productor sea el mismísimo Peter Jackson, ya que al director no lo conoce ni Dios: Neill Blomkamp (según escribo esto pienso en cómo he podido ser tan inocente…).
Poco después de haber comenzado y haber conseguido captar nuestra atención, encontramos que no hay mucho más que contar y es entonces cuando empieza el caos…
La única pregunta que se hizo el guionista/director después de escribir la primera media hora de la película o el elaborado anzuelo multiespectador fue: ¿Qué le echo a esto para recaudar una buena pasta sin que canten descaradamente mis intenciones comerciales y sobre todo sin que se note que no tengo ni idea de cómo hacer una buena película? Como ni eso pudo responder, le echó de todo un poco, así no podía fallar. Conflictos sociales, racismo, inmigración, tercer mundo, extraterrestres, alta tecnología, videojuegos y guiños a todas las películas clásicas del género: La mosca, Alien, Encuentros en la tercera fase, etc. Pero le faltó combinarlo todo con algo de sentido. Aunque eso ya daba igual una vez comenzado el proyecto, debió pensar Blomkamp, para eso tenemos el maletín de Peter Jackson lleno de dólares para petarlo todo de explosiones, efectos especiales, maquillaje y decorados descomunales.
Para rematar el cóctel, lo suyo es que fuera bien agitado, acelerado y cargado de grandes dosis de acción y efectos, pero lo cierto es que, salvo excepciones, no están a la altura del presupuesto y resultan poco convincentes.
Tras estas mezclas, el brebaje resultante es una película que consigue entretener a ratos y simplemente aturdirnos durante el resto del tiempo. Pero un error de cálculo en el ritmo de la acción combinada con su larga duración (dos horas) conduce al desastre en una obra como ésta. La película baja en intensidad en un momento cercano al final, dejando que el espectador se recupere de la conmoción inicial y comience a pensar (grave error, señor director). A partir de este momento, se hace patente el incongruente guión e intuimos el timo que han intentado darnos, disfrazando esta insustancial película de acción y efectos especiales de algo que pretende ser una elaborada distopía apocalíptica que incluso tiene pretensiones de tener hasta una moralina antirracista. Y supongo que ya está todo dicho a estas alturas, aunque no voy a dejar de mencionar a los actores, que parecen bastante motivados formando parte de este despropósito.
Como ya dije más arriba, el arranque que precipita todos los acontecimientos es lo único imaginativo y que vale la pena, pero tampoco es tan impactante si lo ves después de que te lo hayan contado, así que dejo esa interrogante abierta, para que si alguien todavía tiene ganas de ir al cine a verla pueda disfrutar por lo menos un rato del dinero invertido.
Estreno: 11 de septiembre de 2009
Harpo