Crítica Dead Sushi
La gastronomía japonesa es conocida principalmente por el sushi, una degustación basada en pescado crudo, algas y arroz en la que los nipones son unos expertos. El sushi está tan unido a la cultura japonesa que no nos extraña que en sus films esté presente este alimento tan peculiar. Pero cuando un director como Noboru Iguchi (The Machine Girl) decide hacerse cargo de un proyecto titulado Dead Sushi saltan las alarmas de los más cinéfilos puristas y las alegrías de los numerosos fans de su filmografía.
Dead Sushi es una continua sucesión de disparates que mezclan el humor, toques de terror y litros de sangre con unos efectos especiales de muy bajo presupuesto. La excusa argumental de este splatter japonés es la visita de unos supuestos groumets del sushi a un restaurante de gran tradición. Allí los clientes probarán los diferentes menús y decidirán si merece la pena la valoración positiva del restaurante. Sin embargo no han contado con un antiguo investigador menospreciado por los sibaritas del sushi, cuya venganza es un suero que da vida al pescado crudo (con una sustancia verde al estilo Re-animator) y lo convierte en una máquina de matar que vuela, echa fuego, es capaz de organizarse y además convierte en en zombie a sus víctimas. Será cuando la joven Keiko, una joven maestra de las artes marciales y sirviente del restaurante, tendrá que ejercer de heroína de acción.
Nos encontraremos con sushi que disparan ácido, cadáveres que vomitan arroz, ojos que explotan, personajes convertidos en atunes gigantes, etc.. además de amor y erotismo. En resumen una película de lo más cachonda que no respeta nada y donde todo vale. Se acaba de estrenar en Sitges (también se ha podido ver por tiempo limitado en Filmin) y quizás alguna distruidora nos la facilite en DVD.
Saludos cinéfilos!!