[Crítica] Up in The Air

George Clooney es Ryan Bingham, un tipo que trabaja para una agencia que se dedica a despedir gente. Las empresas que necesitan desembarazarse de empleados no deseados recurren a él para que haga el trabajo sucio. Y a Bingham le encanta su trabajo. Es el mejor en ello. Disfruta viviendo en hoteles de lujo y salas vip de aeropuertos. Le gusta ir por el mundo sin la carga de esa mochila que pone como metáfora en sus conferencias. Una vida sin pesos ni ataduras, sin responsabilidades ni raíces. Tiene todo un catálogo de frases y recursos vacíos pero efectivos para librarse de los trabajadores que tiene que despedir. Es perfectamente capaz de seguir adelante después de haber causado todo ese dolor, de tener una actitud cínica ante las buenas palabras que utiliza sabiendo que debajo hay una realidad fría y descarnada. Vive una vida tan deshumanizada y falta de emociones que cualquiera de sus relaciones es una transacción más. Se sabe un tiburón en un mundo de tiburones, y su supervivencia depende de devorar pececillos.

Jason Reitman, director de la deliciosa Juno, cuenta en Up in the Air una dura historia que hunde sus cimientos en la azarosa época que vive la economía actual, narrada con tono ligero. Tan ligero como lo es la vida de sus protagonistas. Reitman se recrea en el gran contraste entre las escenas de despido y las diferentes reacciones de cada despedido, y la existencia cómicamente superficial de Clooney. Un hombre que es feliz viviendo esa vida por sí mismo, con su alegórica mochila vacía, sin nadie en quien pensar y por quien temer. El protagonista es un embaucador, y a Clooney el papel le va como anillo al dedo, que vive precisamente de eso. Llega un momento en que ni el espectador, ni los personajes que rodean a Bingham, ni él mismo, pueden confiar de nada de lo que dice. Cada palabra suya está utilizada para evitar problemas, para que suene bien. Hasta que sus monólogos y conferencias, donde expone su filosofía de vida acaban por convertirse en una meditación filosófica sobre la vida.

Y es que, como el resto de la filmografía de Reitman, Up in the Air es, a pesar de su aparente ligereza formal, una película cargada de simbolismos y fotogramas llenos de significados metafóricos. Y es, a pesar de su aparente dureza de fondo, una comedia de sentimientos con pirueta final y mensaje a la América deprimida. Se trata de un film que, definitivamente, se ocupa de las preocupaciones típicas norteamericanas: los problemas para pagar la hipoteca y el seguro médico, pero también la soledad, la unión en el grupo, las conversaciones terapeuticas y el miedo a la soltería después de los 40. En su segunda mitad gira hacia el intimismo y las respuestas: es necesario, al contrario de lo que le pasa al protagonista, tener raíces, tener amigos, familia en la que apoyarse, no estar solo. La esperanza está en los tuyos. Una película a mayor gloria de George Clooney, que está perfecto en su habitual papel de tipo seductor, y con una espléndida banda sonora absolutamente disfrutable.