[Crítica] Paisito
En 1973 Uruguay vive uno de los momentos más inestables de su historia. La corrupción política y el descontento del pueblo no presagia nada bueno y el miedo se va adueñando del país. Veinte años después Xavi y Rosana, dos niños durante el golpe de estado, se reencuentran tratando de encontrar explicaciones a aquellos días que trastocaron sus sueños y sus familias.
Dirigida por Ana Díez (Todo está oscuro, Algunas chicas doblan las piernas cuando hablan), Paisito cuenta una de esas historias de las que nunca oímos hablar. Sin necesidad de sangre, violencia ni acción desenfrenada, la película consigue transmitir la tensión que precede a los enfrentamientos civiles, la necesidad de elegir un bando, las sospechas entre vecinos, la vigilancia secreta, las traiciones, las venganzas.
Pero lo que destaca por encima de todo en la película, son sus intérpretes. Poco conocidos en España, el sector uruguayo del reparto destaca por su naturalidad. No son caras bonitas, ni cuerpos espectaculares, sino grandes actores de los que cuesta ver especialmente en las películas españolas.
Como reclamo en uno de los papeles principales aparece el siempre correcto Emilio Gutiérrez Caba como Manuel, el padre de Xavi (Nicolás Pauls de adulto), un exiliado de la España franquista que acaba viviendo el mismo infierno en un país extranjero. Otra conocida de nuestro cine presente en el reparto es María Botto (Rosana adulta), aunque quizá sea la más floja del reparto. Pero por encima de todos habría que destacar a los dos niños, pilares fundamentales de la película a los que la directora no quiso entregar el guión para mantener su frescura. Con un desparpajo y fluidez notable, dan forma a la historia de amor que mantendrá a sus personajes atrapados el resto de sus vidas.
Con una dirección sobria, sin apenas movimientos de cámara (que habrían sido innecesarios) y una excelente dirección de actores, Ana Díez consigue una buena película, sencilla y clara, sobre unos horrores fácilmente trasladables de ese pequeño “paisito” sudamericano a cualquier punto del planeta.