[Crítica] Midnight in Paris

Midnight in Paris, una deliciosa comedia para disfrutar con los 5 sentidos. Es un gusto para la vista, ya que Allen nos hace recorrer París y disfrutar de instantáneas de la cité moderna , de la maravillosa ville de los años 20 y la increíble belle ville de la belle époque. Un recorrido por rincones, tiendas, lugares de moda de ayer y de hoy de los que se desprenden aromas, sabores y sensaciones táctiles que envuelven al espectador con el sutil manto parisino haciéndole olvidar donde está y sentirse un parisino más. Además Mr. Allen nos regala el oído con una banda sonora tan deliciosa como el resto de la película. Una banda sonora llena de guiños al París de época que tanto amaba el protagonista.

La historia, basada en una idea obsesiva, como no, es la excusa para transportarnos al París mágico de los escritores, pintores, pensadores ,divas del cine y la música haciéndonos vivir la mágica noche de la crème de la crème del arte mundial. Una delicia para cualquiera que aprecie el arte y viva la mitomanía de una forma sana. Compartir veladas con Hemingway, Fidgerald, Dalí, Picasso y Buñuel entre otros no es poca, cosa y más para un escritor fascinado por un tiempo pasado que le encantaría haber vivido y disfrutado.

De esta idea, reiterativa en el film, de que un tiempo pasado siempre fue mejor, se desmadeja una obsesión por personajes idolatrados que vivieron una supuesta vida que nos hubiera gustado vivir. Pero también, escarbando hondo en la tela de araña filosófica de la película, podemos llegar a la conclusión de que no era oro todo lo que relucía. No todo era glamour, tertulias e historias fascinantes. Para los coetáneos de aquella época también había un tiempo mejor, que no era el que vivían, lo que nos hace pensar que idolatrar una época y unos personajes pasados tan solo deben ser los cimientos para construir tu tiempo, para hacer algo grandioso, para convertirte y convertir tu propia época en algo a admirar por generaciones futuras.