[Crítica] Más allá del Tiempo

La Mujer del Viajero en el Tiempo es una absolutamente recomendable novela de Audrey Niffenegger que fusiona con acierto géneros a primera vista tan dispares como la ciencia ficción y el drama romántico. Brad Pitt se interesó por el innegable potencial fílmico de la historia escriga por Niffenegger y el año pasado produjo una película que bajo el nombre de The Timer Traveler’s Wife fue estrenada en Estados Unidos protagonizada por Eric Bana. Un largometraje que no ha tardado un año en ser visto en nuestras pantallas y no es difícil darse cuenta porqué. Henry es un bibliotecario que padece una mutación genética que le hace desplazarse en el tiempo unos años adelante o atrás. A veces sólo unos días o unas horas. De repente se encuentra completamente desorientado y desnudo en mitad de la nieve o de una transitada avenida. En uno de…

sus involuntarios viajes conoce a Clare, una niña a quien seguirá visitando en diferentes etapas de la vida de esta y de la que poco a poco se irá enamorando. Clare, ya veinteañera, se presenta a Henry cuando este es un joven que todavía no ha llegado a ser el hombre que concerá a la niña Clare. A partir de aquí se desarrolla una emocionante historia de amor escrita con sensibilidad y gran sentido del suspense.

La película, sin embargo está contada de forma tan torpe que consigue que un relato con tanto atractivo a priori resulte en una sosa sucesión de escenas. La Mujer del Viajero en el Tiempo es un relato de fantasía, de ciencia ficción y de intriga. Pero también es una exploración del alma humana. Clare tiene que convivir con un hombre que ya sabe qué les aguarda, qué va a ser de sus familiares, dónde van a vivir, los hijos que van a tener, y que desaparece cuando menos se lo espera por un tiempo indeterminado para regresar muchas veces en condiciones lamentables. Al ser puesta en imágenes, una historia tan compleja queda llena de sobreentendidos que hacen que si no se ha leído la novela se pierdan muchos matices. Llega un momento en el que no se comprende qué pasa ni porqué. Lo que es una metáfora sobre el amor eterno imbatible ante las adversidades, sobre la lucha constante para mantener ese amor, sobre la ausencia y la pérdida, queda reducido a un film medianamente romántico estropeado por chapuceros efectos especiales e interpretaciones planas que dan lugar a personajes desdibujados. Una ocasión perdida de trasladar a la gran pantalla un inteligente y original relato de ciencia ficción, y a la vez una apasionante e intensa historia de amor. Una vez más, léanse la novela.