Crítica El hobbit: la desolación de Smaug (2013), de Peter Jackson
Sensaciones encontradas tras el visionado de una segunda parte que sufre mucho debido a su condición de película intermedia, ya que es difícil disfrutarla de forma independiente, sobre todo con ese no-final digno de cualquier serie televisiva.
Por supuesto que la decisión de dividir la historia de El hobbit en tres películas también pesa sobre ésta, con un metraje a todas luces excesivo, pero es de recibo señalar que Jackson y sus guionistas habituales hacen un esfuerzo por meter todo tipo de detalles que ayuden a relacionar esta nueva trilogía con la de El Señor de los Anillos, aportando muchos datos jugosos que revelan mucho más de la historia, todo ello sacado de los numerosos Apéndices que complementan a los libros. Un ejemplo brillante de todo esto son las secuencias protagonizadas por Gandalf, contando el Prólogo –es interesante averiguar por qué el Istari tiene tanto interés en ayudar a Thorin a convertirse en Rey de los enanos-. Por desgracia, algunas soluciones aportadas solo y exclusivamente para rellenar metraje en pantalla no son tan acertadas, en especial aquellas que intentan dotar de mayor profundidad a algunos de los enanos, trama romántica incluida y la participación mucho más activa de los elfos, que al menos sirven para que haya más escenas de acción en pantalla. Orlando Bloom vuelve al papel que le hizo famoso y le acompaña esta vez Evangeline Lilly, la inolvidable Kate en Perdidos, que desde que abandonó la isla ha estado apareciendo en diversas películas en papeles secundarios, como en Acero puro o En tierra hostil. No desentona y aunque no llega a la presencia que tiene Cate Blanchett o la belleza pura de Liv Tyler, hay que reconocer que las orejas puntiagudas le sientan muy bien, en un papel pensado para la acción.
Acción y aventura que cobran aquí especial importancia, demostrando Jackson que los años no pasan en balde y que ha mejorado mucho a la hora de dirigir este tipo de secuencias. La escapada de los elfos es espectacular y la parte final con Smaug, aunque algo larga en su final, está muy lograda, sobre todo gracias de nuevo a un Martin Freeman que se convierte en el verdadero acierto de casting de esta trilogía, seguido muy de cerca por Richard Armitage. De Ian McKellen poco hay que añadir, sigue siendo uno de los actores más convincentes y debutan en esta película Luke Evans como Bardo o Stephen Fry con demasiados minutos en pantalla teniendo en cuenta que su momento de gloria llegará en la tercera y última parte.
Jackson no renuncia a su estilo grandilocuente, con esos planos aéreos que se acercan y alejan de las principales figuras, ni los travelling imposibles. Son técnicas que domina, pero en la segunda parte de la película decide recurrir a un recurso que le funcionó muy bien en la primera trilogía y que aquí no acaba de cuajar: dividir la acción en varios frentes, hasta tres, e ir narrándolos en paralelo. El de Gandalf y Bilbo están muy bien, pero todo lo que tiene lugar en la Ciudad del Lago aporta muy poco. Incluso Howard Shore parece algo anodino, tan solo me llamó la atención con el tema compuesto precisamente cuando los enanos llegan a la ciudad de los hombres por primera vez.
Donde me sigue conquistando el director y su equipo es en el apartado técnico y el 3D HFR y los 48 fps, que en verdad aportan una experiencia diferente. Antes de ir al cine revisé la primera parte de El hobbit: un viaje inesperado y aunque no eché nada en falta en su versión tradicional, es zambullirse en el realismo de las imágenes, los enormes decorados, los detalles del maquillaje y la peluquería y sobre todo en los prodigiosos efectos especiales y caer rendido a los pies de Jackson.
Sigo pensando que no hacían falta tres películas, que es una maniobra comercial algo rastrera que deja de lado totalmente la parte artística y que es inaudito que hagan esperar a los aficionados otro año completo para conocer el desenlace. Pero reconozco que a mí me funciona, me convence y me entretiene, aunque esta película no sea más que una sucesión de escenas trepidantes que no dan pie al aburrimiento, exagerada y excesiva como solo puede serlo un cuento para niños adultos.

Año: 2013
Duración: 160 min.
País: Estados Unidos
Director: Peter Jackson
Guión: Philippa Boyens, Peter Jackson, Fran Walsh, Guillermo del Toro (Novela: J.R.R. Tolkien)
Música: Howard Shore
Fotografía: Andrew Lesnie
Reparto: Martin Freeman, Ian McKellen, Richard Armitage, James Nesbitt, Aidan Turner, Graham McTavish, Jed Brophy, Luke Evans, Benedict Cumberbatch, Stephen Hunter, Ken Stott, Evangeline Lilly, Orlando Bloom, John Callen, Adam Brown, Dean O’Gorman, William Kircher, Peter Hambleton, Mark Hadlow, Lee Pace, Sylvester McCoy, Cate Blanchett, Mikael Persbrandt, Stephen Fry, Ryan Gage
Productora: Metro-Goldwyn-Mayer (MGM) / New Line Cinema / WingNut Films