[Crítica] El Fantástico Señor Fox

Esta película de animación de Wes Anderson sorprende desde la primera imagen. Realizada a la antigua usanza, recupera el texto de Roald Dahl para lucir una adaptación excelente. El señor Fox, un zorro que abandona los robos para formar una familia, cansado de su trabajo como periodista y de su vida aburguesada, decide cambiar de residencia para alojarse junto a tres importantes granjas que le permitan volver a esa vida arriesgada que añora. Lo que comienza siendo casi un juego, acabará por poner en riesgo a su familia y a toda la comunidad animal frente a los ataques iracundos de los humanos.

Con unos personajes carismáticos, muy bien caracterizados, las peripecias del señor Fox exceden toda fábula moral, consiguiendo una narración fluida, muy bien guiada por el acompañamiento de una excelente banda sonora que enfatiza escenas y confiere a la película de un ritmo ágil, que no llega a decaer en ningún momento. Si a esto le sumamos un cuidado minucioso por los detalles, un destacado doblaje, la hábil utilización de rótulos, los llamativos efectos de cámara o los continuos guiños al espectador o espectadora, El Fantástico Señor Fox se torna una película sumamente original y entretenida, alejada de la mayor parte del cine de dibujos comercial, previsible y plagado de tópicos.

Con un tono humorístico, el enfrentamiento entre humanos y animales alcanza una cierta dimensión simbólica, oponiendo el instinto natural a las pautas socioculturales; la independencia al compromiso familiar. En esta reivindicación de la diferencia, donde el anhelo de libertad termina por conjugarse con la amistad y la ayuda comunitaria, los animales acaban por mostrarnos cómo el ingenio y la superación personal son la mejor capacidad adaptativa y, por consiguiente, nuestra mejor arma para superar la adversidad.

En definitiva, El Fantástico Señor Fox es una película entretenida, dotada de una narración dinámica y un humor inteligente y bien trazado que, sin destacar demasiado en aspectos particulares, sobresale y convence en su conjunto.

Autor: Óscar Casado Díaz