[Crítica] El Americano
El bello George Clooney es un pobre asesino a sueldo que está estresado porque intentan matarlo hasta cuando está de vacaciones. Su otro problema son las faldas. Les acaba cogiendo cariño y luego no puede confiar en la señorita en cuestión. En plena crisis de la mediana edad, se encontrará a sí mismo en un pueblecito italiano. Allí le descubrirá el sentido a una vida solitaria, vacía y al borde del abismo. Anton Corbijn es un fotógrafo conocido por sus vídeos para U2 y Depeche Mode. En 2007 produjo su primer largometraje, Control, un biopic sobre Ian Curtis y Joy Division, que pasó por nuestro país sin pena ni gloria. Su última película es un affaire mucho más comercial con Clooney al frente. El Americano es un largometraje de emociones contenidas, más europeo que estadounidense, que no puede evitar los fatidiosos tópicos de la Italia rural, con sus Vespas, sus cafés, sus vecinos chismosos y su cura a lo Don Camilo.
Un film a mayor gloria de Clooney y su sobria interpretación. Muy estético, muy lento y muy sosito. Contado de manera tan fría que no consigue que la inevitable historia de redención alcance al espectador, si a esas alturas todavía sigue interesado. Cada giro del argumento, la supuesta intriga, el romance, el desenlace, es totalmente previsible. El reverso versión thriller de Bajo el Sol de la Toscana.