Crítica Boy eating the bird’s food
El comienzo del aislamiento de un sin techo en la Grecia actual. Lygizos sigue la estela del cine de Lanthinos y presenta una historia dura y sin concesiones al espectador. Lygizos no usa la narración para contarnos como el protagonista ha llegado a una situación tan crítica, simplemente coloca la cámara y nos hace participes de su vida. No justifica lo que sucede en pantalla, tampoco muestra compasión, simplemente Lygizos se sitúa de igual manera que lo hacen los hermanos Dardenne o Rebella y Stoll en “Whisky”. No esperemos ver una película de acción o de diálogos, estamos ante una película pausada, que se toma su tiempo para contarnos como es el día a día del protagonista, hecho que nos puede llevar a pensar en algún momento que Lygizos no tenga mucho que contar. Pero pensar eso es un error, Lygizos nos presenta a un joven en una situación critica, no sabemos si esta situación ha hecho que el protagonista muestre signos de inestabilidad mental (por ejemplo persigue a una chica por la cuidad o para coger la comida del pájaro no va a la galería sino que se asoma por la ventana de la cocina) o si esta inestabilidad ha hecho que llegue a la situación en la que se encuentra. No vamos a encontrar explicaciones a las preguntas que nos vengan a la cabeza.
Estamos ante una ventana abierta que nos muestra su desesperación, magníficamente plasmada durante la película, especialmente en ciertas escenas como con el uso de una única bombilla para la cocina y el baño, la persecución de esa chica que acaba por dejarnos una gran escena donde este explica exactamente como se siente, sus continuos abusos de la comida de su canario y alguna otra cosa que haría las delicias del Pasolini de “Saló o los 120 días de Sodoma”. Este es el mayor problema de escenas tan impactantes, son capaces de eclipsar a toda una película, y aflora el problema de quedarnos en la superficie y no profundizar en el porqué ha llegado el protagonista a hacer lo que hace. Un director arriesga mucho cuando rueda algo así, caminar por el filo de una navaja puede hacer que te cortes y hacer que la película quede relegada a ser recordada como “aquella en la que había una escena que…” tal y como le pasó a Vincent Gallo con “The Brown Bunny”.
Lygizos usa la cámara de manera sencilla pero eficaz, durante parte del metraje vemos la espalda del protagonista (aunque no llega a estar tan presente como sucedía con la espalda del protagonista de la soberbia “Enter the Void” de Gaspar Noé) haciéndonos cómplices de sus acciones. El uso reiterado del silencio y del sonido, pasando de una escena donde se oyen ruidos a otra donde no se oye nada o más bien poco, hace que la sensación de realismo este presente durante toda la película y que el sentimiento de incomodidad vaya aumentando conforme avanza el metraje. Estamos ante una película que requiere un esfuerzo por nuestra parte y eso Lygizos lo deja claro desde el principio. Cuando vemos películas como esta nos queda claro que, aunque el actor pueda tener cierta libertad a la hora de actuar, los detalles están muy cuidados. No es una coincidencia que para proteger al canario de los gatos, el protagonista lo envuelva en una bandera griega. La metáfora esta ahí, es clara y directa.
En “Boy eating the bird’s food” encontramos una gran película detrás de su envoltorio de aparente simplicidad. A pesar que a veces no acabamos de ver al protagonista como una persona que malvive (Que se desmaye o mostrar una reiterada caída de pelo debido a la malnutrición no hace que nos olvidemos que no se le ve excesivamente delgado u ojeroso…no se ven excesivos signos físicos de la malnutrición) si que vemos que la película es sincera tanto en el planteamiento de la historia como en el desarrollo de la misma. Una gran película.
Lo Mejor: La escena con la bombilla, como dejar claro todo en una sola escena.
Lo Peor: Que películas así pasen completamente desapercibidas…
Año: 2012
Genero: Drama
Duración: 80 min
Director: Ektoras Lygizos
Guión: Ektoras Lygizos
Interpretes: Yiannis Papadopoulos, Lila Mpaklesi, Vangelis Kommatas, Kharálampos Goyós
Sinopsis: Un joven sin trabajo vive en una situación precaria. Sin dinero opciones para salir adelante son cada vez más escasas.