Crítica Blancanieves y el Cazador
Titulo original: Snow White and the Huntsman.
Género: Aventuras – Fantasía.
Dirección: Rupert Sanders.
Intérpretes: Kristen Stewart, Charlize Theron, Chris Hemsworth, Nick Frost, Toby Jones, Lily Cole, Eddie Marsan, Bob Hoskins, Sam Claflin, Ian McShane, Ray Winstone, Rachael Stirling.
Origen: Estados Unidos (2012).
Duración: 127 minutos.
Formato: 35 mm – 2D.
Clasificación: Solo apta para mayores de 13 años.
Estreno: 31 de mayo 2012.
De las dos adaptaciones al cine basadas en el clásico cuento de los hermanos Grimm, mi favorita era sin dudas Blancanieves y el cazador. Créanme que, por todo el material visto y por ser una versión más “oscura” de la historia que todos conocemos, apostaba por este film. La vi con la mejor predisposición, quería que me gustara, pero no fue así. La idea de alejarse del cuento de hadas para realizar una adaptación más cruda del clásico relato era realmente buena, tenía potencial, pero fallaron en la ejecución. El film cuenta con una estética perfectamente trabajada y unos efectos increíbles, pero decae con un guión que no es de lo mejor y, a pesar de tomar elementos de la historia original, lo que intenta agregar no aporta mucho a la trama, sino todo lo contrario.
El poeta John Keats afirmaba que “La belleza es verdad, la verdad es belleza”, pero aquí el subtexto indica que la belleza está relacionada con el poder que puede ejercer la mujer sobre el hombre, sobre todo cuando se es la más bella de todas. Ravenna (Charlize Theron) cree ciegamente en este concepto cuando trama un plan maléfico para casarse con el rey, deprimido por la reciente muerte de su esposa, matarlo y quedarse con el reino. Al poco tiempo, Ravenna sumerge al reino en la oscuridad (algo parecido a lo que hizo la bruja blanca en Las crónicas de Narnia) mientras se dedica a absorber la belleza y juventud a las mujeres del pueblo con el fin de mantenerse joven para siempre.
Las bellas y jóvenes doncellas comienzan a escasear en el reino y la joven Blancanieves (Kristen Stewart), encarcelada todos estos años en la torre, no solo ha alcanzado la adultez sino que su sola belleza amenaza con destruir a Ravenna. Es así que el ya clásico “espejito en la pared” le advierte a la reina que la única manera de ser eternamente joven es consumir el corazón de Blancanieves, por lo que ordena matarla. La joven princesa logra escapar a su destino fatal al adentrarse en el bosque oscuro, un lugar temido por todos los hombres del reino del cual pocos han logrado salir. Entonces Ravenna contrata al cazador (Chris Hemsworth) para buscarla y le hace una oferta que no puede rechazar. Una vez que el cazador encuentra a Blancanieves no solo desiste de matarla sino que se vuelve su aliado luego de que los hombres de la reina lo traicionan. Es entonces que ambos unirán fuerzas para terminar con el cruel reinado de Ravenna.
Blancanieves y el cazador pone el foco en la estética lúgubre y los efectos especiales que le permiten los elementos fantásticos de la historia, tanto que deja casi en un segundo plano la historia, lo que causa que haya ciertos “agujeros” en la trama que nunca terminan de explicarse. Además, hablando de estética, se inspira afanosamente en El señor de los anillos (el escudo de Blancanieves es una clara muestra) e incluso algunas tomas parecen directamente sacadas de la trilogía de Peter Jackson. Con esto no intento decir que inspirarse en una gran película como El señor de los anillos sea necesariamente malo, solo que el director Rupert Sanders debería haberlo hecho menos obvio, adaptarlo mejor a la historia y no transferirlo directamente como lo hizo.
En el departamento de las actuaciones no hay mucho para destacar excepto algunas intervenciones de Nick Frost que aporta un poco de humor y Bob Hoskins (ambos interpretan a enanos). Ni siquiera Charlize Theron, a quien considero una talentosa actriz pero aquí está al borde de la sobreactuación, salva la película. Chris Hemsworth cumple su papel y nada más (muy lejos del Thor que vimos brillar en Avengers) y Kristen Stewart no tiene la presencia que debería tener una protagonista, lo cual no es todo su culpa, ya que el personaje no está del todo bien desarrollado.
Blancanieves y el cazador podría haber resultado mejor en manos de gente con mayor imaginación. Podría haber estado a la altura de lo que prometían sus adelantos. Podría haber desarrollado todo el potencial de una reversión oscura de un cuento conocido por todos. Esos son muchos “podría”, pero el verdadero poder del cine radica en una historia bien contada donde el espectador se involucre con los personajes y no en la efímera belleza carente de contenido.
Autor: Soypocholero