Crítica Bad Milo
Gran decepción la de “Bad Milo!” película que tranquilamente podríamos encontrar en una caja olvidada en el trastero llena de cintas VHS o Beta guardada allí desde mediados de los ochenta. Si en “Vagina Dentata” la protagonista descubría que tenía dientes en la vagina, en “Bad Milo!”, Ken que sufre horribles problemas gastrointestinales descubrirá que estos son debidos a un demonio que vive dentro de sus intestinos. Tan particular punto de partida propio de una serie B, o Z o sacado directamente de algún guión de la Troma, es usado por Vaughan para presentarnos una comedia de terror con toque familiares. Igual que en “Safety not guaranteed” (producida también por los hermanos Duplass) una historia de ciencia ficción era usada como excusa para hablar de las relaciones de pareja, en “Bad Milo!” la historia de un demonio que sale del culo del protagonista es usada como excusa para hablar de las relaciones personales, en especial de las relaciones padre e hijo. La ausencia de la figura paterna y la aceptación por parte de esta de su mala paternidad son el núcleo central de la película. Milo es usado por el director para mostrar la ansiedad y la ira que sufre el protagonista hacia los demás, en especial hacia su padre, claro ejemplo del intento de dotar a “Bad Milo!” de cierta profundidad, intentando ir mas allá de la típica película de monstruos con argumento curioso. Y es aquí donde la película falla estrepitosamente. Estamos ante una película desenfadada con un argumento muy original, con unos actores que entienden perfectamente la fiesta en la que se han metido (En esta ocasión un Stormare sobreactuado resulta perfecto) y gracias a esto podríamos estar hablando de una gran comedia de terror, pero el intento del director de dar una profundidad a la película yendo mas allá del puro divertimento hace que la película haga aguas. A todo esto hemos de sumar el irregular sentido del humor del conjunto pasando de grandes momentos (esa visita al medico) a otros bastante flojos (toda la subtrama del jefe). Tampoco debemos olvidar que a pesar de la breve duración de la película nos encontramos con una cinta con demasiados puntos muertos a lo largo de la misma, haciendo que por momentos tengamos la sensación de que la película avanza a trompicones.
Tema aparte merece el diseño de la criatura, Milo hará las delicias de todos aquellos que crecimos viendo películas en los ochenta. Esta especie de Gizmo bipolar que hace que películas como “Basket Case” nos vengan a la cabeza es el principal punto a favor de la cinta. Se nota demasiado cuando Milo esta en pantalla y cuando no. Pero a Vaughan se le va de la mano y acaba de cansar con el chiste del momento en el que Milo entra o sal del culo del protagonista. Un buen chiste por soez que sea, repetido varias veces acaba por perder la gracia. Y esto se puede generalizar a toda la película.
“Bad Milo!” es una muy irregular cinta que mezcla el terror con la comedia. Aunque por momentos es festiva, resulta excesivamente desigual haciendo que el espectador vea la película en algunos momentos sin demasiado interés, dejándonos la sensación de la gran comedia de terror que pudo haber sido y no lo es. Decepcionará a todos aquellos que pensábamos estar ante un digno homenaje de las películas de terror de los ochenta y a todos aquellos que quieran ver un poco de gore. A pesar de algún pequeño apunte, la película flojea mucho en este punto… una lastima porque igual esa es la chispa que le falta a “Bad Milo!”
Lo mejor: Milo
Lo peor: El resultado es excesivamente desigual.
Año: 2013
Genero: Comedia – Terror
Duración: 85 min
Director: Jacob Vaughan
Guión: Benjamin Hayes y Jacob Vaughan
Música: Ted Masur
Interpretes: Ken Marino, Gillian Jacobs, Peter Stormare, Mary Kate Place, Stephen Root, Kumail Nanjiani
Sinopsis: Ken sufre horribles problemas gastrointestinales, lo que no sabe es que estos problemas son debidos a un demonio que vive en sus intestinos