Crítica Ángeles y demonios
Decepcionante igual que lo fue El código da Vinci, el director Ron Howard mejora un poco su trabajo haciendo lo que puede con un guión aburrido que suprime lo más interesante de la novela.
Es posible que quienes no hayan leído Ángeles y demonios encuentren menos decepcionante la adaptación, pero se verán abrumados por tanta explicación detallada de arte, ciencia y cultura. Para quienes sí leyeron el libro, les esperan 140 minutos de continuas charlas y alteraciones innecesarias de la historia. Cierto que la novela tiene más de 600 páginas y que es necesario simplificar pero con esa excusa, la película pierde algunas de las mejores escenas de acción. El responsable de todo esto es el oscarizado Akiva Goldsman (por Una mente maravillosa), el guionista habitual de Ron Howard y culpable de otros desastres como Yo robot o Batman y Robin.
Como ya pasó en El código da Vinci, el reparto es bastante regular. Ya nos hemos acostumbrado a Tom Hanks, que se apaña con el papel de Robert Langdon pero en Ángeles se echa de menos al espectacular Paul Bettany, lo mejor del código, como Silas. El malo aquí, en cambio, es soso y sin carácter (tranquilos que no desvelo nada), una burda simplificación del escalofriante Hassassin de la novela convertido en un mercenario intelectual y delgadito interpretado por el danés Nikolaj Lie Kaas (Los idiotas, Dogville).
En cuanto a la chica, la israelí Ayelet Zurer (Munich) como Vittoria Vetra, tiene que conformarse con un papel reducido a prácticamente nada. Quizá las críticas que recibió el código por la extraña pareja que formaban Hanks y Tatou ha provocado que la relación amorosa se elimine esta vez.
Para Ewan McGregor queda el papel del camarlengo, el ayudante del papa, que se ve envuelto en la mayor crisis de la Iglesia Católica y obligado a tomar importantes decisiones. Otro que tampoco hace la interpretación de su vida: bastante anodino.
Sean mejores o peores las elecciones de los actores, no hay duda de que el guión no ayuda. Siempre es difícil adaptar un best-seller sobre el que todo el mundo tiene su opinión, pero lo que está claro es que las sutilezas y pistas con las que se construye la novela, se ven reducidas a brochazos y apaños en la película.
Añadido todo esto al terrible doblaje (¿para qué doblamos si luego tratamos de imitar los acentos extranjeros?), Ángeles y demonios es otro producto olvidable. Me quedo sin ninguna duda con el libro, imposible de dejar de leer.